La OTAN continuará su campaña aérea contra Yugoslavia hasta
conseguir sus objetivos, a pesar del error ocurrido el miércoles
cuando un avión aliado bombardeó un convoy con civiles albaneses en
Kosovo, creyendo que eran vehículos militares. El ataque causó 75
muertos, según fuentes serbias.
El portavoz civil de la OTAN Jamie Shea, y el militar Giuseppe
Marani aseguraron ayer que el piloto que tiró la bomba «estaba
convencido» de que disparaba contra vehículos militares. «Un
accidente así no va a debilitar nuestra determinación de seguir
porque nuestra causa es justa», señaló Shea.
La conferencia de prensa ofrecida ayer, como todos los días
desde el inicio de la campaña hace tres semanas, por los portavoces
se centró casi íntegramente en explicar las circunstancias del
incidente, registrado cerca de la localidad de Djakovica, y dejar
claro que se trató de un error involuntario, el cuarto desde el
inicio de los ataques. No obstante, las explicaciones dejaron en el
aire numerosas dudas e imprecisiones sobre lo ocurrido
realmente.
El portavoz de la OTAN subrayó que «el piloto lanzó la bomba de
buena fe». Sin embargo, el blanco alcanzado resultó ser civil, de
acuerdo con un comunicado del cuartel general aliado SHAPE y según
Shea. Shea insistió en que «ningún conflicto en la Historia ha
terminado sin incidentes de este tipo, nosotros podemos reducir los
riesgos al mínimo, pero no eliminarlos».
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