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EFE/FRANCE PRESS - BELGRADO/TIRANA La comisaria responsable de la Oficina Humanitaria de la Comunidad Europea (ECHO), Emma Bonino, se entrevistó ayer en la sede de la Alianza Atlántica con el secretario general, Javier Solana, para coordinar las iniciativas que se puedan desarrollar para reducir lo más posible las consecuencias de una catástrofe humanitaria en Kosovo, «organizada, voluntaria y dirigida» por Milosevic, según Bonino, que calificó la situación de «dramática».

El éxodo masivo de refugiados albano-kosovares, que huyen de la represión en Kosovo o se ven empujados por los serbios hacia Albania, Macedonia y Montenegro, ha generado la alarma de la comunidad internacional ante una crisis humanitaria de enormes proporciones que amenaza los Balcanes. Se habla ya de más de cien mil refugiados en los tres país vecinos de Kosovo, mientras decenas de miles se estarían dirigiendo hacia las fronteras de estas pequeñas -y pobres- naciones de la Europa oriental, obligados por las fuerzas de Belgrado a abandonar sus casas o tratando de escapar de la muerte.En este sexto día consecutivo de ataques de la OTAN contra Yugoslavia, el incesante flujo de hombres, mujeres y niños albano-kosovares continuaba llamando a las puertas de los países vecinos de su provincia. En la pequeña Albania entraban ayer unos 4.000 refugiados por hora, según cifras de la OSCE (Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa), citadas por Jamie Shea, portavoz de la Alianza Atlántica.

Según Shea, se calcula que 60.000 albano-kosovares llegaron a este país en los dos últimos días. El Gobierno de Tirana dijo, por su parte, que ya son unos 75.000. Otros 30.000 refugiados habrían entrado en Montenegro -que junto con Serbia forma la República de Yugoslavia, aunque su Gobierno se ha desmarcado del de Belgrado en esta crisis- y varios miles estarían ya en Macedonia.