Belgrado desplegó ayer más tropas en Kosovo.

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JORGE BAÑALES - WASHINGTON El presidente estadounidense, Bill Clinton, envió ayer a Belgrado al diplomático Richard Holbrooke, en una misión de última hora para convencer al dirigente yugoslavo, Slobodan Milosevic, de la necesidad de firmar un acuerdo sobre Kosovo y así evitar los ataques de la OTAN.

La secretaria de Estado norteamericana, Madeleine Albright, anunció ayer que Holbrooke y Milosevic se reunirán esta noche, mientras la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) está preparada para lanzar una acción militar. Según Albright, Holbrooke reiterará a Milosevic que la Alianza Atlántica prepara ataques aéreos contra la República Federal de Yugoslavia (Serbia y Montenegro). Washington y la Alianza Atlántica quieren que Milosevic acepte el plan de paz de la comunidad internacional para Kosovo.

Tres hipótesis son posibles para el caso de que la Alianza Atlántica decida bombardear blancos militares serbios en Yugoslavia, como amenaza hacerlo desde hace meses. El objetivo político del ataque deberá estar determinado previamente por los 19 aliados: sanción después de una masacre, tentativa de detener el recrudecimiento de los combates, voluntad de destruir en gran parte la capacidad militar de Belgrado o voluntad de hacer que los serbios acepten un Acuerdo de Paz.

Las tres respuestas militares pueden clasificarse en ataques simbólicos, de alcance muy limitado y que equivaldría más a una amonestación que a una voluntad de destrucción; ataques importantes, varios sitios de defensa antiaérea serían atacados, no sólo en Kosovo sino también en profundidad en territorio serbio; y ataques importantes en duración, esto es la destrucción del arsenal militar serbio.

Mientras, la ofensiva militar serbia en Kosovo se recrudece y el número de muertos aumenta entre los rebeldes y las tropas regulares de Belgrado. Por su parte ACNUR anunció ayer que ha contabilizado ya 5.000 civiles albano-kosovares que han abandonado sus hogares.