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EFE - MOSCÚ Una bomba de gran potencia regó ayer de sangre las calles y sembró el pánico al estallar con estrépito en el mercado central de Vladikavkaz, en la república rusa de Osetia del Norte en el Cáucaso. Al menos 60 muertos y 101 heridos se cobró según los datos oficiales provisionales el atentado terrorista, el más grave registrado en el país en los últimos tiempos.

El presidente Borís Yeltsin, quien se mostró «profundamente conmovido» por la tragedia, despachó urgentemente a investigar el siniestro al ministro del Interior, Serguéi Stepashin. Yeltsin envió su condolencia a las familias de las víctimas y encargó al primer ministro, Yevgueni Primakov, que «adopte todas las medidas posibles para investigar las causas del acto terrorista», según un comunicado de prensa del Kremlin.

El Ministerio de Situaciones de Emergencia anunció que la explosión a las 11'40 de la mañana hora local, momento de máxima afluencia de público, arrasó casi por completo el mercado, situado en la céntrica calle Yanáyev. Ambulancias, fuerzas de seguridad y del Ministerio de Situaciones de Emergencia llegaron de inmediato al lugar de la explosión para iniciar los trabajos de salvamento y las investigaciones correspondientes. Miembros de los equipos de socorro fueron rescatando lentamente y en medio de escenas dantescas los cadáveres.