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EUROPA PRESS - BRUSELAS La Organización del Tratado de Atlántico Norte (OTAN) celebra su 50 cumpleaños abriéndose hacia la zona de influencia de la antigua Unión Soviética, su principal adversario durante la Guerra Fría, ratificando ayer en Independence (Estado de Missouri) los instrumentos de adhesión de Polonia, Hungría y la República Checa como nuevos aliados y dejando así las puertas abiertas a otros países del Centro y del Este europeo. Pero los preparativos militares de estos tres países para adherirse a la OTAN no están totalmente concluidos para su adaptación a la nueva realidad.

La adhesión de estos tres países a la OTAN es un primer paso hacia la ruptura de la barrera geográfica de la Unión Soviética con Occidente y la primera fase de ampliación de la Alianza hacia las nuevas democracias del Este, integradas en el bloque militar soviético. Una incorporación que se traducirá en un incremento de la seguridad común en la OTAN del próximo milenio y que contribuirá a fortalecer las economías de los nuevos aliados procedentes de la antigua esfera comunista.

El secretario general de la OTAN, Javier Solana, aseguró ayer en que la ampliación de la Alianza Atlántica a Polonia, Hungría y la República Checa significa el fin «definitivo» de la división de Europa.