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AGENCIAS - WASHINGTON La película «Monica» es la gran estrella, aunque hay dos films más, el de los otros dos testigos. La declaración de la ex becaria se está exhibiendo desde el martes en las salas de cine del Senado de Estados Unidos.

En medio de bromas sobre matinés y palomitas de maíz, los senadores y otros elegidos que firmaron un juramento que los obliga a guardar silencio, disponen desde el martes de tres días para ver la grabación en vídeo de un interrogatorio a la ex pasante de la Casa Blanca, Monica Lewinsky. «Voy a ver la matiné, a las 15.00 horas en punto», dijo el legislador republicano Ted Stevens, al salir a toda prisa de un almuerzo de trabajo.

El Senado destinó cuatro salas, dos de ellas en el sótano del Capitolio y dos en el primer piso, para que los senadores vean los vídeos confidenciales y revisen las transcripciones. El Senado decidirá hoy si divulga públicamente o no las cintas del interrogatorio a Lewinsky.

Los senadores tienen prohibido filtrar el contenido de las cintas, aunque sugirieron que quizás podrían calificarse como aptas para todo público, puesto que el material potencialmente lascivo es manejado delicadamente. «No hay nada que pueda ofender la sensibilidad del público estadounidense», dijo el senador republicano Larry Craig.

Monica Lewinsky, según recoge el vídeo, si bien no hizo ninguna revelación explosiva durante el testimonio que prestó el lunes ante los congresistas, sí los sorprendió al indicar que, a pesar de todo, todavía tiene «sentimientos contradictorios» respecto al presidente Clinton.