Jaime Martínez es aplaudido    durante la noche electoral. | M. À. Cañellas

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Jaime Martínez será el próximo alcalde de Palma, posiblemente en solitario y en minoría, y si hacemos caso de los mensajes que ha transmitido durante la campaña su objetivo será que Ciutat «vuelva a ser el mejor lugar del mundo para vivir». El ‘popular’ ha presumido en las ultimas semanas de tener un programa «concreto y definido» con 205 puntos que incluyen un plan renove en todos los barrios de Palma «para mejorar sus servicios y regenerarlos por fases» , una reducción de las tasas municipales o impuestos como el IBI o el de actividades económicas, la eliminación del impuesto de sucesiones, actuaciones en las más de 100 plazas del municipio y un plan de choque para acabar con la «degradación» de Camp Redó, entre otros.

Martínez tiene ante sí varios retos importantes para conseguir su objetivo y, en este sentido, señaló la falta de limpieza y seguridad en Palma como dos de los problemas más urgentes a solucionar. Para ello, se comprometió a elaborar un plan de choque que elimine las pintadas vandálicas del municipio, a incrementar los servicios y la frecuencia de limpieza de calles así como potenciar el sistema de recogida de trastos y de coches abandonados. También prometió «erradicar los focos de delincuencia detectados» y dotar a la Policía Local de más recursos para, entre otras cosas, «reducir la okupación».

El candidato, que será nombrado alcalde el próximo 17 de junio, destacó que la elaboración de su hoja de ruta se ha centrado en cinco temas claves: vivienda, movilidad, fiscalidad y las citadas limpieza y seguridad. En varias ocasiones se ha referido a la «inoperancia» del Pacte para solucionar el problema habitacional del municipio y, ahora, que portará la vara de primer edil, se compromete a elaborar un plan de choque de vivienda, a simplificar los trámites administrativos para conseguir licencias urbanísticas y a fomentar la entrada de viviendas en el mercado dando beneficios fiscales a los propietarios de los 30.000 pisos vacíos que, según sus cuentas, hay en Palma.

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Punto y aparte en este eje es el Plan General de Palma. Martínez ha sido muy crítico con su tramitación y la aprobación de la parte estructural. Su gobierno, en los próximos meses, tiene que decidir qué hace con la normativa que regulará el urbanismo en el municipio durante los próximos 20 años, si retrasa la aprobación de la parte detallada para adaptarla a los postulados que defiende su formación o si, por el contrario, continúa la tramitación para evitar retrasos y el «caos» del área de Urbanisme.

El tranvía, en el aire

En un vistazo rápido a sus propuestas sobre movilidad lo primero que llama la atención es el rechazo –«de esta forma y ahora, no», dijo– al proyecto del tranvía en Palma. Martínez ha calificado en varías ocasiones la iniciativa de «innecesaria ya que pondrá la puntilla al caos circulatorio» y ha abogado por destinar el dinero que, en teoría, tiene que enviar Madrid, unos 240 millones de euros, a electrificar todo el servicio de la EMT. También apuesta por construir aparcamientos disuasorios y por ampliar la red de carriles bici y tendrá, por normativa estatal, que poner en marcha una zona de bajas emisiones prevista, por el gobierno del Pacte, en el centro de Ciutat.

Otros de los retos que tendrá que afrontar el nuevo alcalde, que habla del deporte, la cultura y la sostenibilidad como pilares de su gobierno, será buscar soluciones para temas ‘enquistados’ como son las galerías subterráneas de la Plaça Major, la tensión con parte de la Policía Local y el conflicto con las notificaciones «irregulares» de las multa de trafico, entre otros.