Jaime Nadal, de Can Pastilla. | Emilio Queirolo

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Es difícil encontrar en esta época del año a vecinos paseando con tranquilidad por la Platja de Palma entre tanto turista. Sin embargo, algunos se atreven a mezclarse entre la multitud para ver el mar, como las vecinas Rosario y Patricia. Preguntadas por si saben que hay elecciones el próximo 28 de mayo, asienten y tienen ganas de hablar: «El barrio va a seguir igual, con masificación turística, con pocas cosas para los residentes y sin contribuir en lo local. Es una vergüenza», dicen ambas, residentes de Can Pastilla. Ellas irán a votar por si las cosas pueden cambiar, pero lo ven negro. «Aquí el aparcamiento está muy mal y es algo que podrían cambiar, como también mejorar las zonas comunes. ¿Has visto cómo está la plaza? No hay nada para que los niños jueguen», critica Patricia.

La falta de aparcamiento, el deterioro de todo el distrito o que no haya espacios comunes pensados para los vecinos, en lugar de para los turistas, son las principales quejas que comparten ahora que vienen las elecciones. También les preocupa a nivel insular la educación, la sanidad y, en especial, la vivienda. Todos son conscientes de las votaciones aunque no se muestran muy optimistas.

Fernando Blanco lleva en Can Pastilla desde 2002 e irá a votar, a primera hora de la mañana, «porque quiero que los políticos se muevan y hagan algo por el barrio», explica. «Lo que necesitamos son plazas para aparcar, un parque para niños y más limpieza, porque en sí hay mucha suciedad y deterioro». A pesar de ello, de momento ningún partido le convence mucho. Sobre el servicio sanitario de la Platja de Palma, en su barrio por ejemplo solo tienen un centro de salud «que cierra los fines de semana y el viernes al mediodía», lo dice a modo de crítica ya que opina que «podría ser 24 horas». Junto a Fernando, dos vecinas más escuchan con atención las palabras de este hombre y defienden su postura: «Es cierto todo lo que dice pero añadiría también que falta vigilancia», dice una de las mujeres.

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Víctor vive en el Coll d’en Rabassa y trabaja en Can Pastilla. Él no va a poder votar por asuntos personales pero reconoce que «todos los años los políticos se enfocan en los turistas y no en el que vive aquí». Además, critica el estado en el que se encuentra una zona costera y tan conocida como Can Pastilla.

En el caso de Mariano, que lleva pocos años en este barrio, sí irá a votar «porque debo ejercer mi derecho cívico, pero ¿un cambio aquí? Si aquí nos tienen abandonados», lamenta. También siente que la barriada está deteriorada, que podrían crear más infraestructuras para atraer y, en cambio, «hacen obras absurdas de hormigón», lo dice mientras señala la nueva pared construida. Asimismo, sí que nota que habrá un cambio de gobierno y se siente esperanzado por que sea «para bien». «Me gustaría que el nuevo partido que gobierne se preocupe más de cada barrio de Palma y vea qué cosas faltan», reflexiona.

El vecino Jaime Nadal no se esconde y dice que le gusta «el Partido Socialista». A diferencia del resto de entrevistados, se muestra más positivo con su barrio y no ve tantos problemas. Pero si tuviera que señalar algo que mejorar, apunta a la carencia de aparcamientos y que «hace dos meses nos han quitado los contenedores de basura del edificio donde vivo, por las obras, y la gente con movilidad reducida se tiene que desplazar hasta otros contenedores más lejanos».