Antoni Salas, candidato de El Pi al Consell, en la Plaça Espanya de Palma. | Jaume Morey

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El Pi apuesta por Antoni Salas (Sant Jordi, 1974) como cabeza de lista al Consell de Mallorca, con la intención de ser claves en la gobernabilidad de la Isla. Alcalde de Costitx desde 2007 y presidente de la FELIB a lo largo de la última legislatura, este filólogo y profesor de Lengua y Literatura Catalana derrocha ilusión y argumentos en la carrera rumbo a Palau Reial, con respuestas para todos los frentes abiertos y que competen a la institución insular.

-¿Cuáles serán los ejes del programa de El Pi en clave de Consell y de Mallorca?
-En primer lugar, diversificar la economía. El motor económico es el turismo, pero hay que aprovechar este mercado para conseguir este reto. Queremos dignificar la imagen del turismo y su industria, que soporta la economía de las islas y que requiere de formación para aumentar su calidad. En cuanto a infraestructuras, hay que acabar el primer tramo del segundo cinturón, hay que acometer rondas urbanas de varios municipios, eliminar puntos negros peligrosos… En transporte, se deberían asumir las competencias y adaptar las infraestructuras, limitando más adelante su gratuidad a colectivos especiales que más lo necesiten, ligando aparcamientos disuasorios a transporte público, que debe mejorar en municipios con relación a nivel de servicios. A nivel social, debe aumentar la atención a domicilio y el número de plazas en residencias.

-¿Y en materia de un tema tan delicado como la vivienda?
-Es necesaria la coordinación entre instituciones, incluso un pacto con el Gobierno y Europa, para tratar la saturación en todos los sentidos que vivimos en las Islas. Desde el Estado deberían haber sido previsores, ante el aumento demográfico, sobre esta problemática. Proponemos que se elimine el impuesto autonómico por la compra de la primera vivienda o el de sucesiones. Y que se puedan rehabilitar barrios sin aumentar la intensidad de construcción, especialmente en municipios grandes, además de dar seguridad jurídica a los propietarios para que puedan alquilar esas viviendas vacías.

-¿Esta saturación requiere de intervención en las carreteras e infraestructuras?
-Consideramos que el carril Bus-VAO es una buena idea, pero en carreteras más amplias. No era el lugar más adecuado tal vez. El segundo cinturón es otro reto, mientras que en la Vía de Cintura proponemos un límite de 100 kilómetros por hora. Y mejorar los accesos a los polígonos.

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-¿Haber estado al frente de la FELIB le da una visión más amplia de las problemáticas?
-Estos cuatro años he vivido un doble aprendizaje al frente de la FELIB, aumentado por la pandemia. Esa visión es muy necesaria a la hora de gestionar una institución como el Consell.

-¿Qué se puede aportar en material cultural, lingüística y patrimonial?
-La lengua debe ser un elemento socializador y cohesionador. Todos los habitantes de Baleares han de sentir como cuya la lengua catalana. Hay dos oficiales, pero hay que garantizar el conocimiento y la pervivencia de las dos lenguas. Igualmente, hay que ir de la mano con los sectores de la industria cultural, que pueden ser una parte de la diversificación económica. Patrimonialmente, se han de hacer inversiones en el materia arqueológica y poner en valor los yacimientos talayóticos y convertirlo en una oferta más. Me remito a la ruta Sencelles-Costitx, que es admirada por otros municipios. En otro ámbito están los molinos de viento y agua, que forman parte del patrimonio etnológico. Es de las primeras imágenes que ven los turistas al llegar a Mallorca y se les debe dar una utilidad o, incluso, intentar que empresas, hoteles o industrias ‘apadrinen’ estos molinos y puedan tener beneficios fiscales, además de salvaguardar estos elementos patrimoniales.

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Antoni Salas, posando para este diario. Foto: Jaume Morey

-Se enlaza con otro tema capital como el turismo. ¿Qué plantean en este campo?
-Como proyecto centrado y de la tierra, El Pi busca el equilibrio entre la conservación del territorio y la actividad económica, preservando la calidad de vida de nuestros ciudadanos. Pero somos conscientes de que la hostelería se debe prestigiar y promocionar la formación de sus trabajadores, además de ofrecer estabilidad. Daremos facilidades a quienes quieran convertir establecimientos obsoletos en viviendas, de protección oficial, o dejar de lado una oferta turística de bajo nivel. Somos también partidarios de derogar la moratoria turística, y sin crecer en plazas, hacer intercambio de las mismas entre particulares, con dos bolsas de plazas separadas: las hoteleras y el turismo vacacional. En cuanto a promoción, el destino de Baleares está consolidado y es puntero. Y como todas esas marcas punteras, debe promocionarse constantemente. Otra cosa es que te interese más hacerlo en algunos sectores o públicos, potenciando turismos como el deportivo, de senderismo, gastronómico o enológico, e incluso que llegara a la industria del calzado. Promocionar el producto local ha de ser algo lógico en una sociedad autocentrada y que se quiere hacer querer.

-A la hora de gobernar, parece que serán necesarios pactos. ¿Cuál es su postura o estrategia al respecto?
-Con toda la humildad, si nos vemos en la tesitura de determinar un gobierno, se decidirán políticas y programas. Optaremos por el pacto que garantice las infraestructuras, las medidas y las políticas que llevamos en nuestro programa electoral y que hemos anunciado a lo largo de toda la legislatura. No somos lo que decimos, somos lo que hacemos. Gobernamos muchos municipios, tenemos experiencia, y si hay que hacerlo, pactaremos trabajo, obras, medidas, programas y políticas. Pero con nuestro programa como línea maestra.