Armengol sonríe al final de su intervención mientras escucha los aplausos.  | Jaume Morey

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Había dispuestas 190 sillas de tijera, de esas plegables, que se ocuparon todas. Dos las ocuparon dos históricos del PSIB, de la época de las primeras elecciones municipales. Uno era Antonio Tarabini, que había llegado a paso pausado al patio del Estudi General Lul·lià, donde se presentó el programa del PSIB.    Un programa impreso en papel, con 180 páginas de propuestas (600 en total) y que con el título Un futur per tu, per tothom. Pero no sólo cargos o ex cargos socialistas (o futuros cargos, si es que el PSIB continúa gobernado tras las elecciones de mayo) se sentaron en esas sillas. También 40 representantes de un abanico plural de entidades, tanto de la patronal, de los sindicatos, de organizaciones del tercer sector y del activismo social y cultural.   

A la presidenta de la CAEB, Carmen Planas, le habían reservado una silla en primera fila, junto a la del conseller de Model Econòmic, Iago Negueruela, número dos de la candidatura que encabeza Francina Armengol, la presidenta, según recuerda (y recordará a lo largo de la campaña) la cartelería del PSIB. Igual que en el programa, en toda esa cartelería, y en los atriles y demás elementos, dominará el color rojo.

El PSIB –y eso lo dejó ayer claro la única persona que habló en el acto de presentación, la candidata y presidenta Armengol– va a tratar de combinar las    apuestas progresistas y socialdemócratas que recoge su programa con el hecho de que sea el partido que (desde 2015; el mensaje de campaña insistirá mucho en eso; que todo empezó en 2015) las saca adelante con el apoyo de todos los sectores, desde la empresa a los sindicatos.

Armengol habló cerca de 40 minutos; defendió su modo de gobernar; afirmó que la economía ha mejorado, que nadie hubiera podido imaginar hace años que las Islas liderarían el crecimiento. Por defender, defendió el derecho a «estar alegres». La candidata y presidenta, que también había elegido el color rojo, no pudo disimular su alegría al final de la    intervención (varias veces dijo: «Ya sé que me alargo, pero esto me apasiona») cuando llegaron los aplausos. La presidenta de la CAEB inició el suyo unas milésimas de segundo antes que Negueruela. Desde la organización que preside indicaron a este diario que Planas intenta acudir a la presentación de programas donde le invitan, pero que el de ayer era el primero. A un acto similar del PP acudieron dos vicepresidentes, precisaron desde la patronal. Jordi Mora (PIMEM) también aplaudió. Armengol    tiene los aplausos de medio centenar de organizaciones y, en unos días –cuando se haya iniciado la campaña– pediría el voto, que es lo que valdrá el 28-M.

El programa socialista es, según Armengol, un «contrato social» y en sus 600 propuestas cabe de todo: transporte público gratuito «siempre» para estudiantes, medidas para afrontar    al cambio climático, reforma del Estatut, no más crecimiento de plazas turísticas, acciones para mejorar la salud mental, medidas de apoyo a empresas, derecho a la desconexión laboral,  y  hasta «derecho al tiempo libre y a quedarte en el sofá».    Dijo Armengol que eso lo entienden muy bien las mujeres, igual que el derecho a «irse de viaje solas». Habló de libertad, pero apostó por lo colectivo frente al individualismo insolidario.    Y concluyó: «Somos un pueblo que quiere seguir progresando» y no volver al «blanco y negro».