El Congreso de los Diputados acogerá la sesión de investidura del presidente del Gobierno, para la que aún no hay fecha. | Eduardo Parra - Europa Press

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El futuro gobierno de coalición entre PSOE y Unidas Podemos se complica después de que este jueves ERC haya anunciado que, de momento, no lo apoyará. Aunque socialistas y republicanos volverán a reunirse y no se descarta que puedan llegar a un acuerdo, se están produciendo movimientos en el otro lado del espectro político que hacen vislumbrar la posibilidad de que hay un plan B.

Ese plan B -que a día de hoy tiene pocas posibilidades- podría ser un acuerdo de investidura o un acuerdo de gobierno -gran coalición- entre los dos principales partidos políticos, al que también podrían sumarse otras fuerzas políticas. Aunque en estos momentos parece poco probable -especialmente la segunda opción- hay algunos indicios que invitan a no descartarlo.

Este jueves el presidente de la Xunta de Galicia, el popular Alberto Núñez Feijóo, ha manifestado que ve necesario que PP y PSOE hablen y parar el acuerdo «letal» con Podemos. Además, el expresidente del Gobierno Felipe González -uno de los emblemas para muchos socialistas- ha criticado a PSOE y Podemos por repartirse cargos antes de hablar de programas. El presidente del PP, Pablo Casado, también ha desvelado esta semana que el domingo por la noche llamó a Sánchez, pero no le respondió la llamada.

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Estos movimientos llevan a pensar que un hipotético fracaso del acuerdo entre PSOE y Unidas Podemos podría desembocar en un acuerdo entre PSOE y PP, a priori es rechazado por muchos socialistas. Sin embargo, en este caso Sánchez tendría la posibilidad de argumentar que aceptar los votos o la abstención de los populares sería la única vía para evitar una nueva convocatoria electoral.

De hecho, algunos politólogos apuntan a que Sánchez anunció el acuerdo con Podemos tan rápido, sin tener atados los apoyos del resto de fuerzas políticas para sacar adelante la investidura, para dejar claro que primero lo ha intentado con la izquierda, antes de llegar a un acuerdo con el PP.

De momento, no deja de ser política ficción; el plan A de Sánchez es un gobierno de coalición progresista entre socialistas y 'morados'; de no resultar posible, allanaría el terreno a un acuerdo entre los dos principales partidos.

Esta última fórmula es la que más gusta a los poderes económicos, que también tienen capacidad de influir en las decisiones políticas. Además, PSOE y PP suman 209 escaños, a los que se sumarían los 10 de Ciudadanos y los de otras fuerzas políticas; superarían con creces los 176 escaños que dan la mayoría absoluta e incluso se podrían realizar reformas muy necesarias para el país.