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El concepto «semiconductor» quedaba relegado hasta hace poco a conversaciones técnicas sobre aspectos físicos y tecnológicos, pero a día de hoy está presente sobre la mesa de todos los analistas bursátiles. Empezaron a ganar fama en plena pandemia, precisamente por la escasez que había. Los microchips son semiconductores (se utilizará el término indistintamente aunque hay matices reales) empleados en multitud de equipamientos tecnológicos. Con el confinamiento, la compra de dispositivos se disparó, cualquier familia necesitó un ordenador o una tablet por persona al teletrabajar, tele estudiar y, además, el ocio tecnológico también ganó protagonismo.

Esta fiebre, junto con los cierres de fábricas, principalmente en China, provocó un cuello de botella, que dejó sin suministros a la economía mundial. El primer sector que lo notó fue el de la automoción, no en vano la venta de coches se paralizó y cuando se intentó reactivar se habían destinado todos los microchips a otros dispositivos.

A este factor se une la Guerra Comercial entre China-EEUU-Europa, que para el caso de Taiwan (sede de Taiwan Semiconductor) se ha convertido en una «Guerra Fría». Con todo ello, los semiconductores se han convertido en un activo estratégico, casi al nivel del petróleo. Sin embargo, los combustibles fósiles los tienes o no los tienes, pero fábricas de microchips sí se pueden instaurar en cualquier sitio. Pero por si fuera poco, a este escenario tan propicio para éstos se ha juntado el auge de la Inteligencia Artificial que necesita muchísimos microchips, cada vez más pequeños, ligeros y rápidos.

Ya hablamos de la IA como sector a invertir, pero en este caso nos detendremos en detalle en los semiconductores, que no dejan de ser, entre otras cosas, facilitadores para el sector de la Inteligencia Artificial. Pero incluso en este subsector hay varios tipos de empresas que se pueden separar en cuatro grupos en función del ciclo de fabricación, lo que tiene su importancia para valorar el riesgo de la inversión. El primero sería el software para diseñar chips, aquí encontramos empresas como Cadence Design o como Siemens EDA (filial del holding alemán). El siguiente paso sería el diseño de los microchips; aquí los nombres son conocidos, desde NVIDIA, icono del auge bursátil, a Sony (que acaba de presentar unos resultados que no han gustado) pasando por AMD, Huawei, Broadcom, Infineon o, incluso, otro gigante como Apple. Además, también hay empresas que fabrican herramientas para fabricar microchips, y Europa en este campo (concretamente Países Bajos) es líder gracias a ASML Holdings o ASM International, sin obviar a la norteamericana Applied Materials o la japonesa Disco.
Por último tenemos a fabricantes de microchips, posiblemente la fase más arriesgada (previo a la implementación de la Inteligencia Artificial para el usuario) y destacan, por supuesto, Taiwan Semiconductor, Samsung, Qualcomm e Intel, una de las que peor comportamiento está teniendo.