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Esta misma semana se cumplen cuatro años de la oficialidad de la covid como pandemia. Socialmente han pasado muchas cosas y, por supuesto, las más importante fueron las tragedias familiares que se vivieron. Además vivimos confinados semanas, las mascarillas formaron parte de nuestro cuerpo, no nos podíamos ni dar la mano, mucho menos besos, restricciones horarias, aplausos en los balcones… muchas cosas en poco tiempo que parece que, socialmente, se han olvidado pero no en la economía y en las bolsas: mucho han cambiado las cosas, y no solo por utilizar mucho más y mejor las videollamadas (que tiene su importancia económica, por supuesto).

La covid llegó en un momento económico bueno, de hecho muchas voces critican a los Bancos Centrales por no elevar tipos de interés para intentar evitar un sobrecalentamiento de la economía: en Estados Unidos estaban al 1,50% y en Europa al 0%, a pesar de que sus economías crecían durante varios años consecutivos a un buen ritmo.

Pero la pandemia lo cambió todo: políticas monetarias y fiscales ultraexpansivas para evitar una debacle económica sin precedentes. Evidentemente tuvo impacto en bolsa: fuertes caídas en todos los índices entre mediados de febrero y mediados de marzo, momento en el que las bolsas dieron una lección a muchos inversores: hay que invertir con cabeza y no dejarse llevar por el miedo (posiblemente no se ha aprendido la lección).

Coincidiendo con los peores momentos económicos y sociales, las bolsas hicieron suelo y empezaron a subir con fuerza. Movimiento con mucho sentido (sé que muchos no lo vieron y tenía su riesgo): las caídas previas llegaban al 40%, el miedo había hecho que se saliera de bolsa (había mucho dinero por entrar), las políticas fiscales y monetarias agresivas aminoraban el golpe, inyecciones de dinero en vacunas y medicamentos y la búsqueda de sectores que se vieran beneficiados como la tecnología y (en parte) salud.

Pero esos movimientos a corto plazo solo fueron el principio ya que la espiral inflacionistas vivida a partir de 2022 y las consecuentes subidas de tipos son, en buena parte, causa de la pandemia de la covid.

Tras años de tipos reales negativos (demasiados) es lógico ver fuertes subidas de inflación, pero a eso sumamos más inyecciones de liquidez, fuertes ayudas públicas, ahorro de las familias (en las crisis se suele ahorrar por miedo, en ésta además no estaba permitido mucha parte del gasto familiar), falta de suministros (en especial tecnológicos fruto de la fuerte demanda de equipos informáticos para teletrabajar y ocio doméstico); el resultado: inflaciones superiores al 10%, que con el paso del tiempo se ha moderado. De hecho, se está camino de recuperar la normalidad, si bien aún está ligeramente alta.

Evidentemente, los Bancos Centrales tuvieron que reaccionar y al hacerlo tarde el efecto también ha sido duro y las bolsas han actuado en consecuencia: fuerte subida postcovid, en especial de los valores tecnológicos, con mayor impulso cuando empiezan las vacunas, fuerte caída (sin llegar ni mucho menos a niveles mínimos) por la subida de tipos. Y ahora, cuando se cumplen cuatro años, nueva tendencia alcista esperando una normalización por bajada de tipos y crecimiento económico a niveles «normales».