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Los ánimos de los inversores, especialmente los particulares, se habían enfriado en las últimas semanas viendo como las bolsas mundiales se dejaban parte de las ganancias de un 2023 que, a nivel de algunos índices, estaba siendo muy productivo. Los mínimos que tocaron las bolsas americanas a finales de octubre coincidían con un mensaje más tranquilizador de los bancos centrales y con una temporada de resultados extraordinarios, todo ello unido a un pesimismo de los pequeños inversores formaba un cocktail perfecto para ver un rebote de las bolsas.

Analizando por partes estos tres factores, el más mediático es el de los Bancos Centrales. En su última reunión, la FED decidió, por segunda ocasión consecutiva, no subir los tipos de interés, algo totalmente esperado por el mercado. Sí era más importante las expectativas de subidas-bajadas de tipos de sus miembros (la famosa «nube de puntos») que fueron algo más pesimistas de lo esperado, pero aun así el mercado reaccionó bien. Unos días después, el propio presidente de la FED, Jerome Powell, volvió a mostrarse algo amenazante con la posibilidad de subidas de tipos adicionales, aunque generó cierto susto a corto plazo quedó diluido.

La última noticia al respecto la conocimos este mismo miércoles con datos de inflación de octubre mejores de lo esperado y mejores a los de septiembre en todos los escenarios (mensual, interanual y subyacente) que ha provocado un nuevo movimiento alcista. El segundo factor es el más importante: al invertir en bolsa lo que hace el inversor es comprar empresas con lo que los resultados de éstas presentan deberían ser determinantes. Pues bien, un trimestre más, los números mostrados han estado muy por encima de las estimaciones. Dicho de otra forma, las valoraciones que se hacían incluyendo altos tipos de interés, inflación y guerras eran peores que lo que deberían haber sido viendo la realidad de las empresas. Esta mejora de resultados es muy superior a la media de los últimos 10 años, época que, como se puede ver en el gráfico, es muy alcista para las bolsas americanas.

El tercer factor que ha ayudado a las subidas ha sido el miedo, especialmente de los pequeños inversores: ya se ha hablado en esta sección la Ley del Sentimiento Contrario que nos dice que cuando hay mucho pesimismo las bolsas rebotan, algo que ha vuelto a ocurrir. Por si fuera poco, a estos tres puntos se ha unido que las caídas se han frenado cerca de soportes, que seguirían vigentes en caso de nuevos recortes.

Los del Dow Jones y el Nasdaq son 32.300 y 14.000 puntos respectivamente, aunque es cierto que en el caso del índice tecnológico la pérdida de los 14.500 fue peligrosa. Más mediática fue la perforación puntual de los 4.200 en el S&P que cerró por debajo incluso de forma semanal (lo que se considera una consolidación), sin embargo el rebote anuló esa rotura poco después acercándolo a máximos anuales. Por último, diferentes son las cosas para el Russell 2000 de pequeñas empresas, muy retrasado pero que también ha rebotado muy fuerte tras recuperar rápidamente los 1.700 puntos.