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En esta sección se ha comentado en varias ocasiones la diferencia entre lo ocurrido con las bolsas en 2022 y lo que está ocurriendo este año. Este efecto es más relevante en las bolsas americanas gracias (o por culpa de) a los valores tecnológicos que tanto peso tienen en Wall Street. Los motivos de las caídas comentadas son prácticamente proporcionales a los de las subidas, pero ahora se están poniendo en duda. Las subidas de tipos perjudicaron a la tecnología americana, algo que históricamente tenía lógica: eran empresas con resultados no reales, sino potenciales, con lo que las valoraciones se debían hacer a más años. Además, muchas veces se trataba de empresas con mucha deuda: la relación es más fácil de entender, puesto que cuanto más altos son los intereses, más coste y, por tanto, menos beneficio.

Sin embargo, las actuales grandes tecnológicas no tienen deuda y los beneficios sí son reales ya. Todo ello, junto a que el mercado empezaba a vislumbrar un freno a la subida de tipos de interés y, por si fuera poco, el auge de la inteligencia artificial, se está siendo un cocktail perfecto para las subidas de estas empresas. Esta tendencia tan vertical parece que se ha frenado desde agosto lo que pone en duda algunos argumentos utilizados en los párrafos anteriores.

¿Se frenará realmente la subida de tipos de interés? ¿El castigo del año pasado fue excesivo o bien lo ha sido la subida experimentada en este 2023? ¿La inteligencia artificial tardará demasiado en implementarse y no será aprovechado por estas empresas a medio plazo? Son preguntas que, a la mínima que se ha frenado la tendencia, se están haciendo muchos inversores, preguntas que se unifican en una: ¿estamos ante una nueva burbuja tecnológica?

Desde luego parece poco lógico comparar lo ocurrido en el 2000 (cuando sí se daban los problemas comentados sobre las tecnológicas) con el 2023, aunque tampoco se puede negar que los ratios de muchas de estas «bigtechs» tras las subidas de los primeros siete meses de este año muestran un cierto encarecimiento. Por lo tanto, el dilema planteado de saber si las últimas caídas son preocupantes o una simple recogida de beneficios está sobre la mesa. Sin embargo, no todo en Wall Street es tecnología; hay sectores importantes que se están quedando atrás como son las empresas de renovables, de salud, o incluso la banca está lejos de los números mostrados por las bigtechs y los ratios a los que cotizan son mucho más atractivos (PER, rentabilidad por dividendo…). De hecho, mientras que el Nasdaq (índice tecnológico) sube más de un 30%, el Dow Jones, con peso en otros sectores, no llega al 2%. Incluso por tamaño vemos el Russell 2000, índice donde cotizan las pequeñas empresas más «relevantes» de la bolsa americana, no está dando rentabilidad durante este 2023.
Como siempre, y más en un entorno tan incierto como el actual, tener soportes donde buscar precios de entrada o de salida (si se pierden) puede ayudar mucho. Algunos podrían ser (por supuesto se marcan los que podrían ser tenidos en cuenta por inversores de medio-largo plazo, no servirían para cortoplacistas) los 4.160 y 3.820 en S&P 500; los 13.600 y 12.950 en Nasdaq o los 31.400 en Dow Jones.