Exterior del Espai Mallorca, en la plaza Vicenç Martorell, de Barcelona.

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En el marco del Sant Jordi 2024 salió a la venta el libro 25 anys d’Espai Mallorca: trama i ordit, que publica Saïm Edicions y que recuerda la historia de la entidad a través de veinticinco articulistas. Margalida Galmés es la coordinadora del volumen, de 135 páginas, en el que se incluyen fotografías de momentos significativos de las dos épocas de la entidad. Lo presentará el 25 de mayo en la Casa Museu Llorenç Villalonga de Binissalem.

El escritor Sebastià Portell firma el prólogo y recuerda que «el proyecto nació en septiembre de 1998 por iniciativa institucional y con el objetivo de promocionar y difundir la cultura de Balears en el Principat. La Conselleria de Cultura del Consell de Mallorca, con el escritor y profesor Damià Pons al mando, y hoy el extinto Gremi d’Editors de Balears sumaron fuerzas para poner en marcha este oasis cultural en medio del barrio del Raval de Barcelona».

Protesta por la gestión del Espai por parte del Govern de José Ramón Bauzá.

Portell, presidente de la Associació d’Escriptors en Llengua Catalana (AELC), asegura que «durante 14 años, la cultura de la ciudad pasó necesariamente por el Espai Mallorca: un potencial que cualquier institución pública habría tratado de apoyar y que, en cambio, despertó el recelo del Ejecutivo liderado por José Ramón Bauzá y, en noviembre de 2012, el Govern decidió clausurarlo, argumentando problemas financieros para esconder su voluntad de aniquilación cultural, palpable en su felizmente fracasado proyecto de trilingüismo en la enseñanza, precedente clarísimo del plan de segregación lingüística del Govern de Marga Prohens».

Una de las actividades desarrolladas en el espacio cultural barcelonés.

De la primera época, el citado Damià Pons escribe que «la decisión de crear el Espai Mallorca tuvo su origen en la constatación de que el Govern no asumía su deber de impulsar la proyección de la cultura hecha en Balears hacia el exterior». Amanda Vich, directora del centro de 2001 al 2012, apunta que «el Espai Mallorca era un lugar de encuentro, de intercambio, de puente entre las Islas y el Principat, un espacio donde surgían ideas para nuevas publicaciones, nuevas editoriales, nuevas obras y exposiciones», y señala: «Cerró por desidia, por pasividad y silencio de las instituciones públicas , que en ese momento estaban gobernadas por personas que no amaban ni nuestra cultura ni nuestra lengua y suerte que la asociación Crits i Renou, con el impulso y la ilusión de la juventud, hicieron posible que renaciera por la voluntad de los usuarios y no de las instituciones». La librera Carme Bondia y las autoras Laia Martinez y Maite Salord completan los recuerdos de esa primera época.

Transición

El poeta Joan Tomàs Martínez, uno de los fundadores de Crits i Renou, se fija en la transición entre el cierre del local de la calle del Carme, al actual Espai Mallorca, situado en la plaza Vicenç Martorell. En la nueva etapa, se sitúan los artículos de Toni Ferrari y Ferran Pisà, que presidieron el centro de 2012 a 2015. Se incluye el testimonio de los gestores culturales Albert Avilés y Josep Marquès, de la librera Laia Pubill, y de voluntarios que han contribuido en las múltiples actividades desarrolladas en el centro durante el último decenio. Margalida Galmés firma el último texto del libro, titulado Si la Balanguera fila, l’Espai Mallorca filarà, lema de la celebración de los 25 años del Espai, que tuvo lugar en septiembre de 2023, y que parafrasea una intervención de Amanda Vich.