El poeta y cantautor Llorenç Romera Pericàs. | Jaume Morey

TW
0

Llorenç Romera (Son Sardina, 1986), líder de Salvatge Cor, presenta esta tarde, a las 19.00 horas, su nuevo poemario, Ca nostra és un abisme (Nova Editorial Moll) en Drac Màgic, acompañado por Àngel Terron, Pere Perelló i Nomdedéu y Biel Mesquida –autor del prólogo junto a Eduard Escofet–. El viernes, además, lanza nuevo tema, Ja sé l’amor.

Ca nostra és un abisme es un título inquietante, pues una casa es un lugar seguro, un refugio, pero aquí lo relaciona con un precipicio.
En un principio tenía que titularse La nova primavera, pero Jaume Pons, a quien admiro y con quien confío plenamente ,me dijo que no era suficientemente punzante en comparación con los poemas. Así que me decidí por este, que procede de un verso, y remite a esa casa que puede ser el cuerpo. Nuestro cuerpo también es un abismo. Me gusta esa idea de entender el cuerpo como templo, ese concepto espiritual y religioso que transmite el cuidado que deberíamos tener con nuestros cuerpos, nuestras casas.

En un poema habla de la destrucción de la condición humana, de la «reducción a souvenir psicótico». Se podría decir que el libro es una gran herida.
El poema también conecta un poco con Barcelona. Cuando era más joven, Barcelona me encantaba, y aún la quiero mucho, pero ahora tengo esa misma sensación con Palma: me repele porque ya no pertenece a esa manera de ser que yo creía que tenía. No sé de dónde surge esa idea, pero también tiene ese aire de medievalismo conceptual, como si miráramos atrás. En realidad, es esa búsqueda de identidad, no solamente propia, sino de la lengua que usamos y toda la cultura que hay detrás. Sí, el poemario se podría entender como una gran herida. Nuestra cultura tiene heridas, como cualquier pueblo. Es la sensación de que hay demasiados Starbucks y McDonalds. Así que es importante que busquemos pequeños reductos de conexión humana.

Y contra la comida rápida cultural también es necesario huir del publicar por publicar...
Sí, aunque no digo que no puedas hacerlo, porque por suerte tenemos esa opción. En mi caso, me funciona mejor ir poco a poco. En este sentido, como artista, me siento más cerca de Miquel Serra que de Bad Bunny. Miquel Serra es un referente para mí por su manera de ser, siempre va a su aire y a su ritmo y tiene un universo particular muy potente que no para de crecer. Bad Bunny tiene ese punto divertido que me gusta y, además, hay que valorar que gente como él sea capaz de hacer del negocio un arte. O al revés. También tiene canciones contundentes. Aunque, como decía, me siento más cómodo con la manera de hacer las cosas de Miquel Serra: todo más lento y ajustado, a un ritmo que no sea veinticuatro horas tan digitales.

El término y la imagen de cruïlla es recurrente en este libro, donde su universo poético se entremezcla con el de Salvatge Cor. De hecho, Cruïlla es el título de su disco más reciente y, como dice la canción, Soc el crui al teu mirall.
Tiene que ver con esa cita tan conocida de Leonard Cohen que decía que hay que fijarse en esa grieta por la que entra luz. Por otra parte, la idea de espejo es una guerra declarada contra el ego, que es un tema que me preocupa.

¿Qué le preocupa?
Cuando un personaje se come a un ser humano, que no una persona, porque una persona es máscara. Cuando lo bonito se pierde por las ambiciones, los miedos o lo que sea.

Su anterior poemario se titulaba Persona, ¿está todo ligado?
Sí, de hecho, se podría entender como una especie de trilogía: I l'ànima em penjava així (Fonoll, 2018), Persona (Documenta Balear, 2021) y Ca nostra és un abisme. Es el resumen de muchas cosas que he escrito, aunque Persona era menos fragmentario y no rompía tanto las palabras y los versos eran más libres, dentro de la libertad que permitía el libro. Aquí, en cambio, he intentado romper la sintaxis o incluso las imágenes, generar ritmos concretos con la disposición de las palabras. Me gusta que el lector saque sus propias conclusiones, no quiero que mi voz se imponga...

En algunos poemas hay palabras y versos tachados, ¿responde a la voluntad de querer mostrar la vulnerabilidad?
Aparecen sobre todo en el último poema, Casa no és casa, y en el de la imagen. Normalmente me gusta dejar abierta la interpretación, pero en estos casos quería dirigir la mirada del lector, que se diera cuenta de que hay un subtexto. En cuanto a la imagen, es cierto que eliminamos lo que creemos que los demás no aceptarán de nosotros, aunque debería darnos igual.

Pero primero debemos aceptarnos nosotros mismos. ¿Se ha aceptado usted?
Bastante, aunque no del todo, pero eso no es malo porque quiere decir que todavía hay trabajo que hacer... El viaje no ha concluido aún.

En otro poema afirma que se puede practicar una dictadura desde la democracia. ¿Estaba muy enfadado cuando lo escribió?
Sí. Con buenas formas se pueden traspasar muchas líneas. Todo el mundo debería tener un margen para escoger lo que quiere y debe poder hacer lo que quiera, siempre y cuando no sea un desastre, claro. Por otra parte, hay quien intenta aconsejar para bien pero no aporta ningún beneficio. Luego está la dictadura de hacer buena cara y no mostrar tus sentimientos.

En definitiva, no mostrarse vulnerable, algo que afecta tanto a hombres como mujeres.
La sensibilidad en los hombres es un tema interesante. Tenemos que poder decir no sé hacer esto o no puedo hacerlo, o tengo ganas de llorar...

El viernes Salvatge Cor lanza nueva canción, Ja sé l’amor. ¿Qué puede avanzar?
En parte, no sé si será la clausura de Cruïlla. Es cierto que la producción conecta bastante con el disco, pero aquí me he atrevido a producirla. Lo curioso es que es un tema que se ha ido transformando porque ya estaba en los ensayos de 2018, aunque era más rockera. Luego, en el concierto con Ferran Palau en el Teatre Principal pasó a ser más folk clásico y ahora suena como Bon Iver, folk electrónico. Me han dicho que suena como una jota, con armónica de Bob Dylan. Puede que sea así, pero ha sido de forma inconsciente, porque en su momento escuchaba mucho Marala y Rodrigo Cuevas. Me puse a jugar con samples propios y con la voz de Clara Fiol. La letra es de un poema de Enric Casasses.

¿Será un adelanto de su próximo álbum?
Hay canciones nuevas, pero saldrán poco a poco. No creo que forme parte de un EP o un disco, pero las siguientes canciones que saldrán sí. En todo caso, está todo en proceso, hay maquetas muy chulas y tendremos que decidir cuáles salen. El criterio será el de diversión, tengo ganas de pasármelo bien y las nuevas canciones serán muy lúdicas.