La escritora catalana, recogiendo su galardón. | M. À. Cañellas

TW
1

Cuando el pasado lunes llamaron a Maria Escalas (Campos, 1969) para anunciarle que había ganado el Premi Llorenç Villalonga de Novel·la, le leyeron la valoración del jurado, pero «lloraba de emoción y no pude escuchar nada», recuerda con alegría la autora afincada en Mataró.

En A la seva ombra, detalla, se entremezclan dos historias, «una real y otra inventada». «La trama real se centra en la vida de Matilde Escalas, una mujer de Santanyí de finales del siglo XIX que fue una compositora importante, pero que es injustamente recordada como la amante de Santiago Rusiñol. Es algo que me enerva profundamente, porque fue una mujer muy potente que llegó a conocer a grandes músicos en Montmartre y a importantes intelectuales de la época. Y, sin embargo, cómo puede ser que vuelva de París y se pierda la pista, que desapareciera de esa manera», señala sobre este título, que publicará el sello catalán La Campana después del verano.

Luego, explica, conoció a Teresa Escalas y Romà Escalas, sobrinos nietos de la compositora –que no tuvo hijos–. «Me contaron, cada uno por su parte, la historia de Matilde, que es maravillosa. Luego tenía que pensar cómo podía escribir el relato de una persona real a la vez que había muchos detalles y elementos que desconocía, puesto que su voz fue silenciada», razona. Una buena historia se puede romper si la cuentas mal y yo necesitaba encontrar la manera de hacerlo bien», apunta.

Así las cosas, la autora decidió que fueran los que la conocieron los que hablaran. «Todos hablan de ella, que es la protagonista, pero ella no tiene voz en ningún momento. Así, cada uno habla según su criterio y percepción y también su estilo y bagaje», comenta.

En total, hay «entre veinte y treinta personajes», entre los que se encuentran Mossèn Alcover, Emilia Pardo Bazán, Camille Claudel, Enric Granados o Isaac Albéniz. Tampoco habla Rusiñol, «porque no puedo hacerle decir mentiras». «Estoy muy satisfecha de cómo ha quedado esa parte, porque hay desde una alumna suya de diez años hasta Mossèn Alcover o un cartero que le llevaba cartas a su casa, a Cal Reiet», reconoce. Este último personaje, además, está inspirado en el abuelo de la autora, que «se escondía debajo de la ventana para escucharla tocar el piano». Por otra parte, la «trama moderna» se corresponde con la investigación de una doctoranda.

Sobre la polémica por incluir el castellano en novela y poesía, la autora ha señalado que «me gustaría que hablaran de la novela solamente por el hecho literario y no político». «Estoy muy agradecida por haber ganado este galardón tan prestigioso en catalán, la lengua de aquí. Es el primer premio importante que gano y lo hago en casa, estoy muy feliz», concluye.