Dos de las esculturas de Bennàssar frente al mar. | ARCHIVO

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«Es una pequeña joya, una pequeña maravilla», señala Joan Bennàssar (Pollença, 1970) al ser preguntado por Raons Humanes, el documental rodado entre él y su propio hijo, con quien comparte nombre, que es el fruto de trabajo, complicidades e inquietudes compartidas entre ambos. El filme ha logrado en el New York City International FilmsInfest Festival, fundado porAntoni Caimari, una mención al Mejor Artista en los premios entregados en la Gran Manzana.

Bennàssar hijo explica que «tras una década trabajando juntos», a él y a su padre les gusta «probar cosas nuevas que nos parezcan emocionantes». Por ello, un día, hace ya seis años, tras comprar una cámara, Bennàssar comenzó a rodar algunas tomas sobre su trabajo en común. «Empezó a interesarme y poco a poco fuimos grabando más e íbamos teniendo cada vez más material».

En este sentido, llegó un día concreto, el 20 de febrero de 2020, en el que se propusieron grabar algo similar a una introducción, como una presentación del trabajo realizado, y lo que tenían que ser unos cinco minutos se convirtieron en dos horas de metraje. «Era la primera vez que grabábamos con más incertidumbre, pero nos gustó, lo montamos y creo que quedó muy bien», destacan.

Lo que ocurre es que la pandemia llegó y el proyecto quedó un tanto en un cajón, aunque no las ganas de seguir grabando y de trabajar. «Seguimos a nuestro ritmo de siempre y ahora, en febrero de este año, nos dimos cuenta de que habían pasado tres años desde aquel día y vimos que teníamos tres años de exposiciones y que el documental seguía siendo interesante para nosotros, así que decidimos grabar una especie de prólogo y epílogo».

El resultado es una cinta que es como una suerte de entrevista en la que Bennàssar padre «explica su visión del arte, del mundo actual, nuestra forma de encajar la Covid, etcétera», por lo que es un Joan Bennàssar visto a través de otro Joan Bennàssar.

Para el protagonista absoluto, Bennàssar padre, el resultado es «una pequeña maravilla fruto del trabajo». Además, va en consonancia con una idea que el artista tiene y que cada vez gana más peso en su forma de entender el oficio: «El artista debe explicar o tener un relato aceptable para que su obra sea entendida».

Esto se debe a que «en el mundo del arte no hay barreras, todo puede hacerse porque hemos logrado un nivel de libertad enorme, pero el riesgo es que hay que saber explicar lo que estás haciendo cuando puedes dominar lo que quieres». A su vez, Bennàssar añade que «antes era complicado hallar territorios sensibles, pero hoy en día todo lo es, y una parte nuestra tiene una deuda» y, en este sentido, «solo las cosas que saben renacer perduran y para poder hacerlo has de tener argumentos».

En el caso de Raons humanes, que llega de la mano de una serie que busca generar refugios de amor, se engloban en la imagen general que Bennàssar tiene sobre la ética, que es «lo único capaz de superar la lluvia torrencial que nos cae por todos lados», pero, «a su vez lo que más desaparece ahora». Todas estas ideas se recogen en la cinta que tiene, como principal combustible, «la pasión» y «el trabajo en conjunto», ideas en las que «creo mucho», destaca Bennàssar.