Ekiem Barbier y Quentin L’Helgouac’h, dos de los cineastas detrás de ‘Knit’s Island’. | P. Pellicer

TW
0

Un mundo distópico donde solo impera una regla: sobrevivir. Las amenazas son varias: los zombies fruto de un virus desconocido; la falta de comida y medicamentos; otras infecciones como el cólera o la disentería. También los otros supervivientes pueden ser peligrosos, aunque, a su vez, pueden ser amigos. ¿Cómo reaccionaría cada uno de nosotros en un entorno así? Y, ya puestos a imaginar, ¿qué documental saldría si tres cineastas decidieran grabar su experiencia? Es lo que hicieron los realizadores franceses Ekiem Barbier, Guilhem Causse y Quentin L’Helgouac’h, quienes firman Knit’s Island que ayer participó en la última jornada del festival de cine MajorDocs.

Los tres se han enfrentado al frío, la inanición, las enormes distancias (más de 200 kilómetros cuadrados), grupos caníbales y, claro, zombies. Probablemente el lector ya se habrá dado cuenta de que dicho escenario no existe en la vida real, por suerte, ya que estamos hablando de un videojuego: DayZ. Afortunadamente, el mundo virtual permite adentrarse no solo en contextos distópicos como este, sino también explorar la psicología y sociología que entre los jugadores se crea en un mundo así.

Los avatares de los tres cineastas responsables de 'Knit's Island'

Por ello, estos tres compañeros decidieron adentrarse durante más de 900 horas en este videojuego y entrevistarse con otros jugadores virtualmente. Para ello, cada uno tenía que jugar un rol importante, ya que las cámaras también eran virtuales y sus avatares en el juego corrían el mismo peligro que cualquier otro personaje. Por ello, según explican los propios directors, «si hacía frío, nuestro cámara temblaba, así que el técnico debía llevar siempre leña en la mochila para poder calentarnos y que la imagen no estuviera movida».

A lo largo de sus peripecias se han topado con todo tipo de avatares, desde los que han creado una suerte de religión, los lobos solitarios, las comunidades más o menos prósperas y los que solo buscan el caos y la muerte. «Todos nos sorprendieron de alguna manera porque todo es muy denso y lleno de significado», dicen.

Todo arrancó, según rememoran, gracias a la experiencia en otro juego, GTA V online, donde «conocimos a una persona normal que simplemente caminaba por calle y fue la primera experiencia de conocer a alguien virtualmente y nos empujó a sacar el proyecto adelante para poder investigarlo más a fondo».

Imagen del documental 'Knit's Island' que se pudo ver ayer en el cierre del MajorDocs.

El resultado es Knit’s Island, un bello y curiosísimo largometraje en el que los cineastas narran su periplo aún sin saber al inicio «qué íbamos a narrar, solo pretendíamos cazar y mostrar un extracto de las existencias virtuales de estas personas desde un prisma poético».

Y tan inmersivo ha sido todo que hasta «tenemos recuerdos y sueños que parecen reales» relacionados con el juego porque «las experiencias, las personas que conocimos, sí son reales. Por extraño que pueda parecer, no hay prácticamente ninguna diferencia emocionalmente con la vida real».