La cineasta María Elorza ayer en el CineCiutat. | Teresa Ayuga

TW
0

El festival MajorDocs continúa su andadura en Palma y ayer el CineCiutat recibió la visita de María Elorza, quien presentó la cinta A los libros y las mujeres canto, un documental con mucho de ensayo y de carta de amor a la literatura y a las mujeres que se inculcan mutuamente y casi sin saberlo la pasión por ella.

Elorza explica que el largometraje, que fue presentado en el Festival de San Sebastián en 2022, arrancó cuando a su madre le cayó encima una estantería repleta de libros. Salió levemente herida, pero importunada, y Elorza decidió ir a grabar a casa. Poco a poco se dio cuenta de que lo que fue rodando era «una película», sobre todo cuando su madre dijo que los libros tirados en el suelo eran «toda una vida». «Me di cuenta de que no era ninguna broma lo que grababa y quise profundizarlo».

De esta manera comenzó a entrevistarse con su madre que le relató la manera en que se introdujo a la literatura, a la poesía concretamente, y ese hilo fue llevándola a otro y a otro. Así, casi sin quererlo, «se fue haciendo la película sola». A las conversaciones madre-hija se sumaron entrevistas con otras mujeres del entorno de su progenitora, y el material de archivo que intercala con las escenas filmadas y que forma un «diálogo que tiene que ver con lo que las protagonistas cuentan».

Se trata de una relación narrada en imágenes porque son «la bisagra entre cine y literatura», del mismo modo que lo son en nuestra forma de recordar. Se trata de «la imaginación» y «el ejercicio de la película tiene mucho que ver con transformar esas imágenes estáticas de los libros para que echen a andar». A su vez, la cinta da importancia a la literatura, pero quiere ayudar a bajarla de esa suerte de torre de marfil en la que la colocamos. «Creo que la cultura tiene el poder de emancipar y ayuda a la gente a vivir mejor, pero no me gusta pensar en ella como algo elitista y las protagonistas lo ejemplifican en su manera de convivir con los grandes autores en una posición cotidiana y ligada a la tierra».

Y, además, muy femenina, de fuerte tradición oral, de la voz de mujeres que hablan a otras mujeres. La cinta reivindica esto porque «cada vez se lee menos, pero también charlamos y hablamos menos y pienso que muchas de las cosas valiosas que mantenemos hoy en día no existen porque estuvieran en vitrinas o biblioteca, sino porque han llegado a nosotras en la humilde transmisión de madres a hijas en el ámbito doméstico».