La comisaria Cristina Anglada, la artista Inês Zenha y el galeista Frederic Pinya posaron en la Galería Pelaires. | Teresa Ayuga

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La Galería Pelaires de Palma (Carrer Verí, 3) suma una tríada de artistas para su propuesta en la Nit de l’Art que tiene lugar esta tarde, entre las 18.00 y las 23.00 horas.El espacio regentado por Frederic Pinya aúna Manganese blue, del escocés Oliver Osborne, Everything that has been swallowed must return, de la portuguesa Inês Zenha, y The attic of my daydreams is my grandmother, del arandino Diego Delas. Cada una con un lenguaje propio bien diferenciado y una expresividad muy personal.

Así pues, con motivo de la 27 Nit de l’Art, laPelaires aúna el arte emergente de la lusa Zenha, muy comprometida con la expresión de tipo queer y que explora todo lo «reprimido durante años» y que, por lo tanto, ha ido «tragando», en un sentido metafórico y coloquial, y que ahora, en su práctica artística, sale a la superficie. Nacida en Lisboa, se trata de una creadora formada en algunas de las mejores escuelas de arte del mundo y que cuenta con mucha proyección que vive y trabaja a medio camino entre París y su Lisboa natal y que prepara una futura exposición en el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza en tan solo unas semanas. Su obra puede verse en la primera planta de la galería.

Por su lado, el escocés Oliver Osborne, formado en el Chelsea Collage of Art, vive en Berlín desde hace una década y muestra su obra más reciente con una marcada predilección cromática en la que el azul frío y brillante protagoniza su propuesta que, no en vano, se titula Manganese blue. Osborne llena la planta noble de la Pelaires con sus retratos personales o históricos, además de naturalezas muertas, repartida en 9 óleos sobre lino y obras sobre papel.

Finalmente, el español Diego Delas expone en el espacio Cabinet una muestra comisariada por Cristina Anglada atravesada por la historia, la cultura rural y popular y el la formación arquitectónica del creador. En este sentido, las cuatro piezas que componen The attic of my daydreams is my grandmother retrotrae a una época diferente a través del uso de materiales textiles que sirven como murales y que han sido reimaginados y resignificados como una manera de recordar un pasado propio y ajeno.