La escritora superventas Megan Maxwell participa este sábado en la Fira del Llibre de Palma. | NINES MINGUEZ

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Tiene nuevo libro bajo el brazo [Mírame y bésame, la octava entrega de Las guerreras Maxwell], pero tiene tantos seguidores y tantas novelas que prefiere que sean los lectores –o los «guerreros» como ella los llama– los que decidan qué ejemplar dedicado quieren. Ella es Megan Maxwell, mucho más que el alter ego de María del Carmen Rodríguez del Álamo Lázaro. «Nadie me llama María ni Carmen, sino Megan», indica también en esta entrevista. La autora superventas participa este sábado, a las 17.00 horas, en la Fira del Llibre de Palma junto a su hija, también escritora, Sandra Miró.

«Ya llevo tiempo sin ir a las Islas y quería que mis lectoras pudieran elegir el libro que quieran. Cuando haya más tranquilidad ya regresaré para presentar el último o tal vez varios, porque al final de la presentación siempre me preguntan por todos los libros que he escrito», asegura, a la vez que augura que Mírame y bésame y el anterior, Y ahora supera mi beso, serán los más dedicados en esta jornada en Ciutat.

Guerrera también es Megan Maxwell, pues declara que le ha costado mucho llegar hasta aquí, concretamente, doce años de negativas por parte de las editoriales. Pero hizo de la cabezonería una virtud y aquí está, convertida en una suerte de estrella de rock literaria.

«Ser cabezota es ser guerrera, luchar por lo que quieres. Si durante tanto tiempo no hubiera creído en mí y luchado por lo que quiero no estaría en este punto ahora. Estoy encantadísima de no haber tirado la toalla», declara.

El secreto, sin embargo, no es tanto el creer en una misma como el trabajo. «Es un pack completo. La gente suele decir que es cuestión de suerte, pero yo creo más en el trabajo. Siempre digo que si algo sale es genial y, si no, también. La vida son muchas cosas. Aunque lo ideal es ir cumpliendo sueños, por desgracia muchos no se cumplen, pero seguro que otro sí lo hará», razona.

Géneros

A pesar de poder presumir de haber cultivado varios géneros, como el Chick lit, medieval, los viajes en el tiempo, contemporánea o erótica, lo que realmente define a Megan Maxwell es la comedia romántica. «El noventa y cinco por ciento de mis novelas lo son, aunque sean guerreras del siglo XIII siempre hay un punto de comedia que me divierte mucho. A la gente que compra mis libros les gusta sonreír y que haya sentimientos en ellos. Quieren divertirse y desconectar, porque en la vida ya hay demasiadas penas», señala.

«Ordenada dentro del desorden», la autora está trabajando en un nuevo libro que saldrá en noviembre y, a la vez, corrigiendo otro que lanzará en julio. «¿Cómo me da la vida? Pues porque soy mujer y las mujeres podemos con todos», anuncia.

Por ello precisamente no rinde cuentas a ninguna editorial, «nadie me dice qué tengo que escribir, yo solo sé que escribo novelas y que la gente corre ilusionada a las librerías para comprarlas». En ese sentido, reconoce que «la presión me la pongo yo misma, pero la verdad es que me pone, la presión me da buenos resultados».