El actor Joan Carreras, junto a la coprotagonista Tamara Ndong y el director de la producción, Julio Manrique.

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El 11 de septiembre de 2021, una importante familia de la alta burguesía catalana recibe una visita inesperada que revelará el secreto más terrible de la historia familiar. Esta es la premisa inicial de América, la obra de teatro de Jordi Pompermayer y dirigida por Julio Manrique, que llega al Teatre Principal bajo el sello de La Villarroel el domingo en sesión única a las 18.00 horas y protagonizada por Joan Carreras. En ella, como explica el actor, se tratan varios temas que van desde el pasado esclavista de parte de la burguesía española y catalana, pero también «cargas familiares que a veces heredamos».

La selección del día en el que transcurre la obra no es baladí, de hecho, ya que es una de las fechas del calendario más –si no la más– importantes dentro de la exaltación nacionalista catalana y es, al mismo tiempo, el reflejo de que hay «muchas cosas que desconocemos» ya que «te das cuenta de lo poco que sabemos de la historia de los catalanes y lo españoles, que hemos sido capaces de atrocidades y sí, a veces hemos sido víctimas, pero también verdugos».

Todo ello queda reflejado a través de un texto, el de Pompermayer, que gana suma importancia al dejar «casi desnuda la historia, sin artificios, con un planteamiento de escena muy sencillo», comenta Carreras. Además, aunque la acción transcurre en época contemporánea, la obra realiza «tres viajes» al pasado, donde navega por por el pasado esclavista del país.

Y a pesar de que se revela una realidad histórica «real», esto se hace «lejos del dogmatismo y sin ser el autor nada panfletario», pero sirve para darnos cuenta «de lo mucho que se tardó en abolir la esclavitud y de lo que hemos sido». Y aunque el pasado oscuro es el aspecto nuclear de la trama, «no es el único tema, sino que habla de relaciones entre parejas, padres e hijos, etcétera».

Sobre estas herencias por las acciones del pasado de nuestras sociedades, para Carreras «son un peso que tenemos que asumir como sociedad», lo que no significa que «seamos responsables del trauma originado», pero sí de «cómo adjudicamos y entendemos esa carga». En cualquier caso, el artista catalán sí opina que desde «los gobiernos debería haber esa conciencia colectiva sobre lo que hemos hecho mal». El propio protagonista confiesa que a él mismo le ha «sorprendido saber todo esto» de parte de la burguesía catalana, aunque no generaliza porque «todos los que hicieron fortuna en Cuba vienen de un pasado esclavista» ni «responsabiliza al apellido actual» de los que sí se lucraron de esta manera.

Para acabar, como nota curiosa, Carreras interpretó en la serie de El Ministerio del Tiempo a Cristóbal Colón, en cierto sentido responsable de parte del pasado esclavista por hacerlo posible a raíz del Descubrimiento (aunque, cabe destacar, que antes o después hubiera ocurrido de una manera u otra), y habla de que «eso es lo bonito de mi profesión, puedes saltar de un alma a otra, de un cerebro a otro, divirtiéndote», y añade que «el tratamiento de Colón fue cómico», mientras que su personaje en América es «monstruoso, con micro y macrorracismos incorporados». Aunque confiesa que «estos personajes me dan alegría porque pare ser buenos ya tenemos la vida real», destaca el actor que retama al decir que «dejar libre así nuestra maldad me hace mejor persona».