La banda madrileña Morgan toca este sábado en Palma.

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Una tras otra, Morgan es de esas bandas que va publicando obras de un elevado nivel lírico y musical. Quizás no escriban himnos para ser recordados en cincuenta años, pero ya quisieran otros ponerse siquiera al rebufo de sus canciones. En su último disco, The River and the Stone, los madrileños retoman la senda que marcó sus trabajos anteriores, mostrando un acercamiento a nuevos estilos pero sin traicionar sus raíces. El resultado es un álbum sólido, maduro y, ante todo, coherente. Su contenido, como así una síntesis de lo más significativo de su repertorio, sonará este sábado en Es Gremi, a partir de las 21.00, en una nueva cita con el ciclo Mallorca Live Nights.

Nuevamente las guitarras son las grandes protagonistas en la apuesta de Morgan, que en pocas ocasiones rompe la lógica para instalarse en un concepto más funky o soulero. The River and the Stone es, en esencia, un trabajo equilibrado, tanto lírica como musicalmente, alérgico a la monotonía. El único ‘pero’ es que recuerda fugazmente al resto de sus trabajos, aunque no es algo que deba inquietarnos, ¿para qué cambiar algo que funciona? Con todo, afirma Pedro lópez, guitarra del conjunto, que su nuevo trabajo "es mucho más colaborativo que el resto, todo el grupo pudo desarrollar sus ideas y creo que ha sido muy positivo". No en vano, los diez cortes que lo conforman fueron grabados a fuego lento durante el periodo Covid. "Terminamos la gira del segundo disco y quisimos tomarnos nuestro tiempo, coger perspectiva, y de alguna forma la pandemia nos ayudó, nos encerrarnos en una casa durante seis meses dando forma a las canciones".

Sólo el tiempo dirá si The River and the Stone perdurará en la historia como un disco destacable dentro de la discografía de Morgan, lo que sí es un hecho, es que su contenido no desfallece ni siquiera en una segunda o tercera escucha. Y eso se agradece en tiempos en que las buenas bandas de rock se están quedando obsoletas, ancladas en el pasado, ante la difícil empresa de encajar en una nueva escena -una nueva era, más bien- en la que mandan otros sonidos muy alejados de su matriz. Así están las cosas. Como dijo Springsteen: ‘Hará falta mucho más que el amor que sentimos por el rock para levantar esto’. "Es un hecho que el rock ha perdido fuerza, su mensaje caló en la gente en su momento, era un sonido revolucionario, pero la evolución de las tendencias va hacia otra parte. Hoy el rock no es parte del movimiento social, pero es imposible que desaparezca de nuestras vidas".