Ale Conrado: «La fotografía es la forma real de expresión» | Esteban Mercer

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Esta es la primera entrevista que Ale Conrado Carcasona ofrece a la prensa y lo hace para Ultima Hora tras haber inaugurado su primera exposición de fotografía en el hotel Artmadans de Palma. Hija de Rafa Carcasona y Mercedes Conrado, y nieta de José Francisco Conrado de Villalonga, esta mallorquina estudia su cuarto año de fotografía en Holanda, en la universidad de The Royal Academy of the Arts, y tiene clarísimo que su futuro profesional y también personal siempre estará ligado a este arte que un día le abrió los ojos a la luz desde la oscuridad que le provocaron, como a tantos otros jóvenes, sus inseguridades adolescentes.

Su exposición, pese a ser la de una joven de 21 años, es de una solidez y una seguridad sorprendente en una debutante. Afirma Ale Conrado que la fotografía le ha dado una identidad propia.

¿Qué la llevó realmente a elegir la fotografía como profesión y por tanto como forma de vida?
— Desde pequeña fui creativa, después llegó una época que hoy defino como oscura en la que no sabía expresarme, no me sentía escuchada, estaba encerrada en mí. De repente apareció la fotografía, que fue mi terapia realmente, la que me permitió abrirme, comunicarme con la familia, con los míos. La fotografía fue mi forma real de expresión, me abrió a todos. Y hasta hoy.

¿Recuerda cuándo sintió el flechazo por la cámara y la imagen que captaba?
— Fue a los catorce años, lo recuerdo. La busqué de manera intuitiva. A raíz de esa revelación entendí que este era mi camino. Expresarme a través de mis fotos.

Sus fotos son extremadamente sinceras, potentes, nada cursis, algo difícil en alguien tan joven como usted. Parecen nada y lo dicen todo. ¿Cómo se logra ese milagro de comunicación visual?
— Muchas gracias. Busco que mis fotos ayuden al espectador a reconocer las emociones que puede sentir. Busco que haya empatía, que refleje lo que es, o siente uno consigo mismo y con los demás a través de una imagen.

¿Dónde estudia?
— En la Royal Academy of Arts en La Haya. Estoy en mi cuarto año universitario así que este 2023 ya me gradúo. Mi universidad me ha dado todo lo que esperaba y no fue fácil acceder a ella. Piense que tuvimos cinco rondas de eliminación para entrar y de los tres mil que se presentaron solo setenta y dos pudimos acceder a estudiar la carrera. Esto demuestra el nivel de exigencia y excelencia que se persigue. Es una de las universidades más antiguas de Holanda y en ella estudiamos personas de todo el mundo, y muchos muy buenos.

¿Qué es lo más importante que ha aprendido hasta hoy en esa universidad?
— A ser yo misma y a luchar por lo que pienso y siento. Creo que en cualquier carrera te intentan encapsular por eso es tan importante ser uno mismo, saber quién eres y luchar por seguir siéndolo. Ser artista tiene sus riesgos, desde que uno estudia, obstáculos que uno ha de aprender a saltar por sí mismo.

¿Exactamente en qué consiste su carrera, es solo técnica, humanística?
— Pensé que sería más teórica pero nos hicieron coger la cámara desde el primer día. A lo largo de la carrera lo que hacemos es desarrollar conceptos y plasmarlos en fotos. Sinceramente, si tuviera que volver a empezar lo haría encantada porque también he aprendido mucho como persona. Sobre mí, aprendí que no era tan tímida como creía ser. Crecí siendo nieta e hija de, y eso no siempre es fácil porque crea una imagen irreal de quién es uno. Al salir ves y aprendes cómo eres realmente, y comienzas a ser tú.

¿Cómo piensa enfocar los próximos años de su vida como artista?
— Me he dado cuenta de que investigar el tema de las emociones es algo que me interesa mucho, así que me gustaría adentrarme en el estudio de la psicología para tener una base mejor que aplicar a mi trabajo como fotógrafa. Me conformaría con poder estudiar un solo curso. Fotografío instantes elegidos desde la percepción y desde la intuición, siempre con empatía y cariño porque creo que trabajar con otras personas convierte esos conceptos en muy importantes.

¿Qué cámaras usa?
— Tengo dos, la Canon 750D, la más antigua, y la Sony Mark 2, pero me hacen ilusión muchas otras. Sin embargo, me interesa mucho la postproducción, que es lo que de verdad me ayuda a trabajar. Es la parte menos conocida de la fotografía, la que me lleva mucho trabajo porque me obliga a estar horas y horas en el ordenador trabajando sobre la imagen que has captado. Es ahí donde puedes convertir una fotografía en algo único, hacerla más bella enfatizando lo bonito, o hacer todo lo contrario, recreando un interior diferente. Lo hacía al principio de mi carrera. Cogía cantidad de cosas con las que hacia composiciones con las que recreaba mi mundo interior tan difícil de expresar con palabras.

¿Qué es lo más bonito que ha escuchado sobre su obra?
— Ha sido hoy mientras montaba la exposición. Ha venido a verla una clienta argentina del hotel que se está hospedando y había visto mi Instagram antes de conocerme en persona. Me ha dado las gracias por hacerla sentir a través de mis fotos tan cerca del paisaje de su país. Siento que los comentarios de la gente acerca de mi obra son sinceros, que salen del corazón de quien los expresa y eso me hace sentir muy feliz.

¿Cuál es su fotógrafo favorito?
— Cristina Otero. La descubrí cuando yo hacía fotos muy oscuras y ella fue una de las pioneras. Cristina Otero Pascual es una fotógrafa española, conocida por sus autorretratos de solo 27 años. Le gusta utilizar Photoshop, maquillaje, para recrear la imagen de otros, algo que no he mostrado en esta primera exposición. Quise comenzar mostrando algo más digerible, entendible.

¿Le interesa la fotografía de moda, la publicidad, para trabajar desde ahí?
— Si, pero siempre que pudiera hacerlo desde la empatía. Quiero hacer un máster online sobre márquetin, pero en realidad todo es tan fluido que puedo abrirme hacia muchos lados. No se dónde acabaré, pero se que haré un camino bonito. Quiero ser honesta conmigo misma. Mis padres me decían: ‘para que ser mediocre cuando se puede ser excepcional’, y yo quiero ser la mejor versión de mí misma que pueda lograr.