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Se suele decir que la lectura es una actividad solitaria y silenciosa. Sin embargo, cada vez son más las librerías que, además de vender libros, se convierten en templos de lectura compartida, en los que ávidos lectores se encuentran para poner en común sus reflexiones sobre una obra concreta. En Palma hay al menos trece librerías que ofrecen clubs; incluso algunas organizan más de uno, como es el caso, por ejemplo, de La Salina, Drac Màgic, Ínsula Literària, Embat o La Biblioteca de Babel.

Literanta

Sergio González cuenta que en Literanta existe un club desde 2009. Está centrado en narrativa y «vamos alternando literatura contemporánea con títulos clásicos», apunta. Hay un grupo bastante fiel de diez personas con «un perfil bastante literario». «Aprecian la buena literatura y se toman bastante en serio hacer una lectura en profundidad y sacarle todo el partido a la obra». Escogen un título mensual y se reúnen los martes por la tarde para comentarlo. González afirma que hay un auge de clubs de lectura «tanto online como en espacio físico», algo que propició el confinamiento. «El deseo de compartir algo íntimo como la lectura es enriquecedor», asegura. Los libros que han sido especialmente exitosos son:    Entrevistas breves con hombres repulsivos, de Foster Wallace, y Claus y Lucas, de Agota Kristof.

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Llibreria Lluna

Rosa Bonnín empezó a coordinar la tertulia literaria de Lluna casi por casualidad, hace ya diez años. El grupo, que puede llegar a una veintena de personas, tiene una media de unos 40 años y se reúnen cuatro o cinco veces al año. Entre todos eligen las lecturas que tratarán, teniendo en cuenta si el autor puede asistir a la sesión. En este sentido, Bonnín destaca que Maria Escalas es una habitual, pues en el club han leído sus tres novelas: Abans que el teu record torni cendra, Sara i els silencis y Estimada Mirta. Asimismo, recuerda el éxito que tuvo Els dies bons, de Aina Fullana. Para Bonnín también hay un auge de este tipo de actividades, algo que atribuye a la voluntad de los libreros, a que sus clientes pasen más tiempo en sus espacios y a la «necesidad que tenemos de comunicarnos».

La Biblioteca de Babel

Esta librería, una de las mejores según Financial Times, acoge uno de los clubs más veteranos de Ciutat. Dirigido por Ignasi de Llorens, acoge a una quincena de lectores que comparten sus opiniones sobre diversidad de obras de los siglos XIX y XX. Al reunirse cada quince días, no suelen ser textos muy extensos; aunque ahora están leyendo –o releyendo– Moby Dick y lo comentan en varias sesiones. Asimismo, en octubre estrenaron un nuevo club, dentro de la Escuela de Humanidades, dirigido por Beatriz Rodríguez. «El texto que leemos tiene que estimularnos en la búsqueda del sentido que se oculta detrás de lo aparente, en hacer preguntas para las que casi nunca hay respuestas únicas», destaca Rodríguez. El 18 de enero leerán Crematorio, de Rafael Chirbes, «imprescindible para comprender las grandes contradicciones de la sociedad española de principios del XXI».

Embat Llibres

Arturo López coordina desde hace unos seis años el Club Mosqueiro dedicado a novela negra y policíaca –toma el nombre del detective creado por Antoni Serra–. El grupo más fiel es de unas diez personas de entre 50 y 60 años y se reúnen cinco o seis veces al año. «Siempre arrancamos con esta cuestión: ¿Es policíaca o negra?», diceLópez, quien ratifica que hay un auge tanto de clubs de lectura como de autores de este género. Por su parte, Gerard Adrover, profesor en la Escola Oficial d’Idiomes, dirige desde hace dos años el Club Krug de literatura rusa, una iniciativa de sus exalumnos. «La literatura rusa es muy filosófica», valora Adrover, quien avisa de que hay muchos clichés y que Hollywood tiene parte de culpa. «Hay gente que identifica cultura y política, pero si Putin y compañía hubieran leído a Tolstói y Dostoievski no hubieran causado tantas desgracias», lamenta.

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Drac Màgic

Fue la sede en Palma del club La Tribu, que se realizaba en diferentes ciudades del país. Cuando se desintegró, Annalisa Marí propuso continuarlo y todavía hoy sigue como club feminista, formado íntegramente por mujeres. Además, Marí se encarga de dinamizar otro dedicado a la generación Beat. Laia Alegret, responsable de la librería, celebra que «somos unas 25 en el grupo feminista, pero se va renovando y cada años recibimos un aluvión de gente interesada». Respecto a los encuentros más interesantes, Marí señala que son los que cuentan con la presencia de la autora, como fue el caso de Sara Torres, Elena Medel o Luna Miguel. Por su parte, Pep Traverso empezó a dirigir otro club hace unos cuatro años que iba cambiando de temática. En septiembre, decidieron centrarlo en la literatura norteamericana contemporánea con American Way of Writing y arrancaron con Lolita, de Vladimir Nabokov.

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Llibres Ramon Llull

Caterina Cortès recuerda cómo nació L’hora del club Lull: el 20 de noviembre de 2019 con L'amor que fa caure ciutats, de Eileen Chang. «Los dos primeros años leíamos clásicos del XX, pero ahora incluimos obras y escritores del XXI», apunta. En cuanto a los participantes, comenta que tienen tanto hombres como mujeres a partir de 30 años. Desde la pandemia, además de celebrarse presencialmente, ofrecen la opción de asistir online. De hecho, asegura que «tenemos personas que se conectan desde ciudades como Barcelona o Lieja (Bélgica)». «El club comienza en septiembre y acaba en junio. La sesión tiene lugar el último miércoles de mes, por lo que las lecturas elegidas son cortas. En el calendario siempre hay cinco autoras y cinco autores de diferentes países y continentes», declara. Los títulos que más han triunfado son Tea Rooms, de Luisa Carnés y La máquina se para, de Edward Morgan Forster.

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Come In

Lorena Fernández Quiñones está al frente de esta librería inglesa desde hace tres años. Sobre todo se centran en novela, aunque han ido abriendo las lecturas a historias cortas y a novela gráfica. Ahora se encuentran inmersos en The Magician, de Tóibín. «El objetivo es reflexionar sobre qué hace bien o mal el autor», apunta.    Debido al confinamiento, pusieron en marcha un grupo de WhatsApp que ya suma 30 usuarios. «Hay muchos que ya no pueden venir de forma presencial, pero siguen en el grupo para enterarse de lo que leemos. Incluso alguno viene cuando está por aquí», celebra Fernández Quiñones, quien añade que además se han formado muchas amistades a raíz del club. «Los clubs de lectura son las hogueras de hace 10.000 años. En esta sociedad hiperconectada, necesitamos el calor humano», razona.

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Ínsula Literària

El espacio que regenta Adrià Garcias acoge desde hace tres años Ínsula Lectora e Ínsula Orgullosa. CarmeMorell, que lidera el primero, avisa que «no nos interesa tanto el tema como desvelar el proceso de construcción de la escritura. Eso no me impide jugar a veces a emparejar libros como El jugador, de Dostoievski, y Novela de ajedrez, de Zweig», agrega. Asimismo, recalca que «el teatro y la poesía siempre están en el listado de lecturas». Cada año invitan a un autor y el año que viene «intentaremos que sea SergiBelbel». Morell celebra el auge de los clubs: «Si la lectura no termina en el ‘yo’ y se extiende al ‘nosotros’, quiere decir que el mundo no está del todo perdido». Por su parte, LauraEsteva, coordinadora de la Mostra Out!, conduce Ínsula Orgullosa, tal vez el único centrado en materia LGTBIQ+ de la Isla. «Tiene un carácter muy activista, es casi como un colectivo, aunque reflexionamos a partir de diferentes géneros, como los libros de relatos o novela gráfica», comenta.

La Librera del Savoy

La escritora Sabina Pons está al frente del club de este espacio de la calle Joan de Cremona, que echó a andar en verano de 2020. «Leemos novedades y clásicos y también intentamos descubrir pequeñas joyitas, títulos más minoritarios», apunta Pons. «El perfil es el de mujer de mediana edad, aunque tenemos una chavala de 17 años que es una gran lectora. Los hombres parecen más reacios a apuntarse por alguna razón que desconozco», comenta, a la vez que agrega que    «en las sesiones la disparidad de opiniones es la norma. Sin embargo, recuerdo una anomalía con Un caballero en Moscú, de Amor Towles. Lo propuso María Riutort, la propietaria de la librería, y fue un éxito». Pons también recuerda que Joan Ramis, de la biblioteca pública de Llucmajor, es el que empezó a organizar un club de lectura «cuando nadie había oído hablar de ello; el suyo es el más longevo de la Isla».

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Casa del Libro

La Casa del Libro abrió sus puertas justo antes de la pandemia, por lo que hasta mayo, cuando terminaron las restricciones, no iniciaron el club. Marina Taura, librera y coordinadora, señala que una de las características es que «no hay una figura que dirija las sesiones». Entre la quincena de participantes eligen los títulos, que suelen ser novelas de autores contemporáneos y actuales. «En nuestra primera sesión tuvimos el gusto de contar como madrina, la escritora y finalista del Premio Planeta, Paloma Sánchez-Garnica por videoconferencia y en estos meses hemos contado con la asistencia del juez y escritor José Castro», recuerda. «Los participantes agradecen mucho que la librería no solo les ceda un espacio, sino que se preocupe de las inquietudes y contribuya al dinamismo del club», concluye.

Rata Corner

Marta Pérez recuerda que el club arrancó en septiembre de 2021, con mascarilla,    y con la lectura de Al final siempre ganan los monstruos, de Juarma. «Intentamos que la temática sea diversa, aunque al final suelen ser novelas de ficción. Los últimos libros de Lucía Lijtmaer, Elisa Levi o Supersaurio son los que más han triunfado», apunta. Es uno de los clubs más numerosos, con cerca de una treintena de lectores, con una media de edad entre los 30 y 35 años. Los participantes son sobre todo mujeres, aunque «empezamos con un solo chico y ahora ya son tres». «Al final de la temporada anterior pregunté qué se podía mejorar y la conclusión fue que querían que fuera más largo», celebra Pérez, quien además, junto a Cati Moyà, dirige Literatura amb crispetes, una tertulia que aúna literatura y cine y que también se desarrolla en Rata Corner.

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La Salina

Hace justo un año que Marina Alonso de Caso abrió esta librería en Santa Catalina que acoge hasta tres clubs de lectura en diferentes lenguas: catalán/castellano, francés e inglés. Celia Pichaco se encarga del primero, que procura «recorrer el panorama literario con autores de diferentes países y continentes». «La novela que más ha gustado ha sido la de Betty, de Tiffany McDaniel», apunta. Evelyne León, que está al frente del francés, lamenta que la periodicidad es el «punto débil» de este club, pues a menudo los volúmenes tardan en llegar desde Francia y se suelen reunir cada dos meses. El libro que ha tenido más éxito por el momento es Le Bal des Folles, de Victoria Mas. Finalmente, Ingrid Jacobson, que dirige el inglés, remarca la gran acogida que tuvo Lenny, de Laura McVeigh, quien además pudo asistir al encuentro con los lectores.

La Luciérnaga

Sara Sánchez abrió en marzo esta librería en el barrio EsFortí y, desde el primer momento, tuvo claro que quería poner en marcha un club de lectura. «Son los propios clientes los que lo piden, incluso hay algunos que van a otros; hay una gran afición», asegura, a la vez que añade que «en estos meses se han formado muchas amistades». En este, uno de los integrantes ejerce de moderador para «no perdernos», bromea la librera.

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En la última reunión, recuerda, hicieron un pequeño balance y La anomalía, de Hervé Le Tellier, está en el primer lugar, algo que sorprende a Sánchez, ya que «al ser ciencia ficción, al principio nos echaba para atrás, porque la lectora más joven tiene 23 años, pero la más veterana tiene 84 y no siempre gustan este tipo de libros».