Juanjo Monserrat, en su casa. | Adrián Malagamba

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En pleno centro de Madrid, en la calle Jaime el Conquistador, espera Juanjo Monserrat que llegue a su casa un paquete importante. En él deben ir no uno, sino dos Grammys. El primero, como coautor de Tacones rojos, el exitoso tema que firma junto a Sebastián Yatra. El otro, por el disco Dharma, también con el colombiano. Juanjo es el primer mallorquín en conquistar tales galardones de manera doble y, por lograr tal hazaña, la calle en la que ha decidido emprender su nueva vida no puede ser más acertada. Pero todo esto, aunque emocionante, es pasado, y lo que tiene Juanjo es, sobre todo, futuro. Sin ir más lejos, el 9 de diciembre saca nuevo disco, Més que amics, en el que toca con gente como Tomeu Penya y que es una manera de «mantener los pies en Mallorca», aunque sus aspiraciones hace tiempo que exceden la Isla.

Para la entrevista, Juanjo se sienta en su silla de trabajo, donde toca y compone. Su casa es una especie de santuario de lo que ha hecho hasta ahora. Hay varios otomatones por su paso en Got Talent, recortes de diario o un disco de oro por Tomorrow, del grupo coreano TVXQ! que logró en Japón –país en el que es famoso y por lo cual Joan Bover ha hecho el documental Otomaniki. Es, pues, un templo a su música, esa que le acompaña desde niño, cuando con tres años «ya tocaba delante del pueblo en la plaza». Y es que Juanjo viene de una familia de músicos. Su madre cantaba en Orquídea Big Band y fue la guitarra de su abuelo la primera que cogió para, de forma autodidacta, aprender en su cuarto de oído las melodías de sus juegos favoritos, como Final Fantasy VIII. Un camino que arranca en S’Arenal y le ha llevado, de momento, a conquistar Las Vegas.

Pero es tal el éxito de Tacones rojos que hasta el disco platino que tiene en la estantería está caducado y espera que le envíen el nuevo, en el que ya aparezca como disco de oro. Tanto éxito, asegura, hizo que fueran «muy confiados» a Las Vegas, donde se celebró la gala de los Latin Grammy 2022. «Es algo en lo que nunca había ni pensado. Me resulta hasta cómico porque no tengo nada que ver con este mundillo y he ganado dos», reconoce alegre.

La emoción, no obstante, fue como si lo hubiera perseguido toda la vida: «No escuché nada de lo que decía Yatra al subir al escenario. Yo solo pensaba en lo orgullosa que estaría mi familia, mi pareja y en mi tierra, Mallorca. Mi cabeza volaba». Fue el reconocimiento a un tema que ha sonado –y suena– en todas partes. «Es surrealista», comenta y asegura que todavía no está acostumbrado a que algo que ha hecho él «esté en todos lados». De hecho, en los Grammy, Yatra tocó una versión inglesa con John Legend en la que «hicieron arreglos, pero respetaron mis acordes, mi línea de bajo, y es flipante ver que las ideas que pensé en mi casa en Palma las está tocando en Las Vegas una pedazo de banda». En cualquier caso, Juanjo no se cansa de ella y, de hecho, no hubo mejor recibimiento en América que «llegar al aeropuerto y que sonara por megafonía. Me encanta. Es como un hijo para mí».

Placa que el mallorquín está esperando.
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Ahora, no obstante, toca mirar adelante. «Quiero que 2023 sea el año en el que descubra dónde quiero ir. Producir y componer más desde mi estudio, en mi casa», desea. Firmó con Sony hace poco y ha trabajado con ellos desde entonces, colaborando con Becky G o David Bisbal y Álvaro Soler, con quienes tiene temas pendientes de sacar. A pesar de ello, la gira en la que participa con el rapero mallorquín Rels B le ha impedido «tener una rutina», algo que se une a la «flexibilidad de la profesión». Sobre ello, dice: «Si tuviera un horario de oficina de estar a las 9 en mi puesto o me despiden, no te preocupes que ahí estaré, pero en mi vida cuesta poner ese orden porque los elementos no me lo piden». Por ello, espera lograr «más estabilidad».

El primer paso de esa nueva vida es Més que amics, que presenta el 16 de diciembre. «Es la música que me gusta escuchar y hacer. La latina está muy bien, pero esta me la reservo para mí». Es especial por «no tener nada que ver con lo que hago con otros artistas» y, de hecho, es tan personal que lo describe de manera clara: «Mi pareja la llama ‘música de Juanjo’», dice entre risas.

Mucha de esa ‘música de Juanjo’, de hecho, la creó en 2019, «el mejor año de mi vida a nivel personal». Fue cuando se mudó a Palma, se fue de gira a Japón y, entre otras cosas, «renací», asegura. El día a día ha atrasado el lanzamiento del álbum, pero, por otro lado, «un efecto colateral es haber ganado los Grammys, así que no está mal». 2022 hace competencia a 2019 como su mejor año, pero según él la diferencia está clara: «El 2022 es mi mejor año profesional, pero 2019 es el mejor de mi vida».

PALMA. MUSICA. Juanjo Monserrat, en una «nube» musical con John Legend y Sebastián Yatra. El artista mallorquín firma como compositor y productor del ‘hit’ ‘Tacones rojos’ y la nueva versión ‘remix’ lanzada recientemente
La colaboración de Juanjo y Yatra en Tacones rojos ha supuesto que sea ya varias veces disco platino y haya alcanzado la categoría de disco de oro en Estados Unidos.

Vida

«Nunca he creído en quien dice que la música es su vida», confiesa el mallorquín, aunque asegura que ahora piensa que «la llevo dentro». «Con tres años lloraba con I will always love you aunque no supiera nada de música o inglés y es porque para mí la música es como un código, como el abecedario o los colores», una forma de ver el mundo. No es su vida, quizá, pero a ella se dedica y ella le está devolviendo esa dedicación. Y todo empezó en su cuarto, con un adolescente aprendiendo a tocar la guitarra. «Creo que es algo que viene antes de nacer», dice, por lo que, en cierto modo estaba predestinado y era cuestión de tiempo que la música que corre por sus venas le diera todo lo que está viviendo.

El apunte

Móviles perdidos, chaquetas con cristales y una medalla de Tiffany’s: el viaje a América

El paso de Monserrat por América está repleto de anécdotas. En Miami perdió prácticamente todo en un Uber y pudo recuperarlo tras geolocalizar sus airpods. Ya en Las Vegas, al recoger el Grammy, todos dejaron los móviles en la mesa pensando que volverían, pero al salir del escenario se acabó la ceremonia y no los recuperaron hasta cinco horas más tarde, por lo que «me pasé toda la noche incomunicado». Al volver a tenerlos «fue como ganar un tercer Grammy».

Además, el mallorquín relata que la americana que llevaba puesta, decorada con cristales a juego con el tema Tacones rojos, fue «un éxito total» y la gente «me felicitaba se acordaba de mí por la americana y me felicitaban por el Grammy o, directamente, por la americana». Esto ocurrió en una fiesta posterior en la que pudo charlar con «muchos artistas que admiro», como Ca7riel, Fito Páez o Conocienco Rusia, entre otros. De vuelta ha traído una medalla deTiffany’s por la nominación; el diploma de ganador y un estuche a modo de obsequio.Eso sí, ninguna foto o vídeo propios grabados con el móvil.