Las ‘glosadores’ Cati Eva Canyelles y Alícia Olivares, actuando tras la charla. | Laura Becerra/L.Garau

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En el marco de la Semana de la Cultura Popular y Tradicional del Ayuntamiento de Palma, que este año se ha centrado en la palabra y la lengua, se ha celebrado una interesante mesa redonda entre mujeres dedicadas al canto improvisado procedentes de Mallorca y el País Vasco. Así, las glosadores Maria Magdalena Amengual y Maribel Servera y las bertsolaris Ane Zuazubiskar y Onintza Enbeita han compartido sus experiencias, inquietudes y vivencias como exponentes femeninas en una disciplina tradicionalmente dominada por los hombres. El evento, conducido por la periodista Anna de la Salud, ha tenido lugar en Can Alcover esta semana.

«Cuando empezamos, apenas había mujeres en el mundo de la glosa. Había que tener una actitud más masculina que los hombres en el escenario para ser aceptadas», arranca Servera. «Aunque es verdad que el término ‘pioneras’ encierra a su vez una trampa: porque, haciendo arqueología feminista y escarbando en el pasado, hemos visto que sí hubo exponentes femeninos en este arte a lo largo de los años, aunque estas mujeres han sido silenciadas por la historia», matiza Enbeita. «Sea como sea, nosotras llegamos sin tener apenas referentes, y una de nuestras labores es servir de ejemplo a las niñas y jóvenes, para que se atrevan a dar el paso y dedicarse a esto», tercia Amengual.

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Can Alcover se llenó hasta la bandera durante la mesa redonda. Fotos: LAURA BECERRA / L.G.

PATRIARCADO Y MACHISMO

«No en vano, en las escuelas de bertso hay más niñas que niños, pero el porcentaje va cambiando a favor de los hombres a medida que van creciendo, y esto es porque muchas niñas lo dejan, al enfrentarse repetidamente a diversas situaciones incómodas derivadas de su condición de mujer», observa Zuazubiskar. «Aunque se diga que en la glosa o el bertso solo importa lo que haces de cuello para arriba, y que únicamente se valora tu destreza, ingenio o inteligencia, en la práctica eso es mentira. Cuando cantamos, lo hacemos desde un cuerpo, que está sobre el escenario y es leído en un contexto de una sociedad que es patriarcal y machista», lamenta Zuazubiskar.

La ‘bertsolari’ Janire Arrizabalaga, cantando.

TEMÁTICAS

«Eso hace que se imponga a las improvisadoras un tipo de temáticas en función de su edad, su físico y otros atributos. Por ejemplo, a una mujer mayor de 40 años y gorda nunca se la tratará de objeto de deseo como se haría con una chica joven y delgada, ni se esperará de ella que rime sobre su sexualidad», incide Enbeita. Por otro lado, «hay un sinfín de temas que tienen que ver con lo femenino y que jamás se abordan en la glosa. Asuntos como la maternidad, el embarazo, la menstruación, el aborto o los cuidados, aunque afectan de lleno al 50 % de la población, no son considerados temas universales», lamenta Servera. «Del mismo modo, en más de una ocasión, muchas glosadores o bertsolaris hemos tenido que aguantar ataques que tienen que ver con nuestro cuerpo, en lugar de nuestro conocimiento o destreza. Por supuesto, debe quedar claro que no es que todos nuestros compañeros y el público sean machistas, ni mucho menos, pero vivimos en una sociedad patriarcal que nos afecta a todos y a todas», apunta Amengual.

Anna de la Salud, Maria Magdalena Amengual, Ane Zuazubiskar, Maribel Servera y
Onintza Enbeita.

«Todas las tradiciones que han pervivido a lo largo del tiempo lo han hecho porque se han sabido adaptar a la evolución de la sociedad. Así que por supuesto que las mujeres tenemos que seguir ocupando nuestro lugar en la glosa, exigiendo que aborde cada vez más temáticas femeninas y desterrando cualquier atisbo de machismo», destaca Servera. «Del mismo modo, cada vez veremos más exponentes de cuerpos no binarios en los escenarios, y eso debe normalizarse», añade Enbeita. «La glosa no tiene que servir para reproducir la sociedad que existe, sino para transformarla y mejorarla», remacha Amengual.