Biel Mulet y Lolo Garner, delante de la escultura instalada en el Passeig del Born. | Pilar Pellicer

TW
1

En el frecuentado y turístico Passeig del Born de Palma, en las inmediaciones de la plaza de las Tortugas, una alfombra roja conduce a una escultura peculiar. Se trata de Eídolon, la propuesta de los artistas Biel Mulet y Lolo Garner que ya se puede ver en este enclave hasta esta noche, cuando se celebra la Nit de l’Art. Decenas de curiosos se paran para ver esta instalación de tres metros de ancho por tres de alto y sus propios creadores les explican los detalles de este proyecto efímero que, ya de madrugada, una vez terminada la Nit, desaparecerá de la calle.

Mulet y Garner aseguran que se trata de una iniciativa innovadora y «pionera en España», pues, en palabras de Garner, fusiona «dos disciplinas diametralmente diferentes e incluso opuestas: la escultura opticinética y el action painting o pintura de acción». De esta manera, la alfombra roja sirve de guía para que el espectador se sitúe a la distancia recomendada de 15 metros para poder apreciar la obra en su totalidad, con los árboles del Born actuando como marco y «cúpula».

Una escultura opticinética, cuenta Garner, es la que busca el movimiento del espectador, ya sea porque la pieza se mueve o porque lo hace el propio espectador. En este caso, el artista y «tech-sculptor» (escultor tecnológico) busca la participación del público. Una vez contemplada la obra a esta distancia, el espectador se puede acercar y apreciar como se «deconstruye» la obra que, además, es en 4D, por lo que incluso se puede adentrar en ella. El toque final son las luces, que contribuyen a esta experiencia estética. Por ello, como recomiendan los dos autores, es aconsejable visitar esta instalación por la noche. «Se conjugan arte, tecnología y diseño», afirma.

Sobre su título, Eídolon, Mulet    cuenta que, en la mitología griega, un Eídolon es «la representación material del alma, un ser con idéntico aspecto al de una persona. Cuenta la Ilíada que el Dios Apolo aleja a Eneas del templo para que cure sus heridas tras su lucha con Diomedes. Fabricó entonces un Eídolon, a imagen y semejanza de Eneas». De esta manera, traen esta «alegoría» al siglo XXI, tan marcado por el autorretrato, los famosos selfis.