El cantante y compositor uruguayo Jorge Drexler, en una imagen promocional. | SONY MUSIC

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Su repertorio se debate entre la elegancia de un chansonnier a lo Jacques Brel y el traje urbano y misterioso de Bob Dylan. Sus letras tienen carnaza, son tiernas y viscerales, con calle, pero también académicas. A sus 57 años, Jorge Drexler ha publicado Tinta y tiempo, un álbum donde amalgama su rico currículo, del rock al folklore; de la tradición del cantautor a la música electrónica; y todo ello pasado por el tamiz de un pop que se escora tímidamente hacia los sonidos urbanos de la entusiasta, revolucionaria y experta mano de C. Tangana, quien colabora en su disco. No canta con los modismos propios del trap, pero sí logra imprimirles toda la elegancia que palpita en su garganta. La gira del exmédico uruguayo recalará en el antiguo Aquapark de Calvià el 21 de agosto, dentro del Mallorca Live Summer.

¿Cuál es el punto de partida de Tinta y tiempo?
— Las cosas que aprendimos a revalorizar con la pandemia.

Además de disco, estrena puesta en escena, ¿en qué consiste el nuevo montaje?
— Es un reflejo del diseño de la portada, que es un homenaje a la página en blanco, porque me costó mucho de escribir. El escenario es así, todo blanco. Y es la primera vez que toco con una banda formada por el mismo número de mujeres que hombres, seis en total, todos músicos contrastados, cada uno ha aparcado sus proyectos para enrolarse en esta gira conmigo.

¿Cómo invoca a las musas Jorge Drexler?
— Pues las invoco poco, la verdad, dejo de escribir durante mucho tiempo, a veces años. Invoco a las musas muy selectivamente. No me gusta escribir mientras estoy de gira, no es algo placentero aunque sí lo considero muy importante.

Tinta y tiempo incorpora arreglos orquestales, ¿cómo lo traslada al escenario sin perder el tempo de las canciones?
— Está muy bien identificado por tu parte. Cortamos la parte de la orquesta y la cambiamos por un sampler, manejarlo en tiempo real es muy difícil.

Desde una visión global, ¿cuánto le ha beneficiado su colaboración con C. Tangana?
— Espero que esta colaboración le haya gustado tanto como a mí. Yo he aprendido nuevas estructuras de rima, después de 30 años de carrera lo sentí como un alivio, me sentí muy refrescado. Pucho tienen un flow rítmico que genera melodías muy atractivas. Aprendí también nuevas formas de minimalismo.

Reconoce no ser una persona nostálgica, sin embargo algunas de sus canciones incorporan el espíritu de recordar, de evocar, entre claroscuros...
— Creo que mi voz genera nostalgia, tiene que ver con el tono, es poco timbrado y en España eso se asocia con cierta melancolía de la cual no soy consciente. En las letras tiro poco de mi pasado, escribo sobre mi momento. No soy amante de la nostalgia, ser nostálgico consiste valoras tu pasado por encima de tu presente y yo quiero sentirme vivo.

¿Cuáles son las claves para no perder la autenticidad entre tanta saturación comercial? O una cosa no tiene que ver con la otra…
— Una cosa no tiene que ver con la otra. Me encanta que me ofrezcas esa opción. La acepto. Vivimos en un mundo mezclado, no soy amigo de los purismos.

Hay quien afirma que hoy el mundo es más decadente que antes del infame 2020 que nos abrió a todos los ojos… ¿Comparte su pesimismo?
— Una crisis tan traumática como una pandemia no tiene por qué hacernos mejor personas. Fíjate que salimos de eso y nos metimos en una guerra.

¿Cómo son los cuarteles de invierno de Jorge Drexler?
— Me gusta estar en Madrid, sin viajar, después de tantas horas en aviones quiero estar con los míos, volver a reunirme con mis amigos, concentrarme en la educación de mis hijos, retomar el ritmo de mi vida y dejar descansa a la guitarra.

¿Ya ha escrito su mejor canción?
— Me gustaría pensar que no, pero probablemente sí. Lo digo en tono jocoso, porque no tengo perspectiva para evaluar mis canciones.

¿Qué consejo le daría el Drexler maduro a aquel joven que debutaba con La luz que sabe robar en el 92?
— Pues ninguno, me mantendría muy lejos de interferir. No sólo porque es inútil, ya que las cosas hay que vivirlas, no te las pueden contar, sino porque estoy muy contento con lo que le pasó a ese muchacho.