Joan Antoni Cerrato.

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Situada en el Olimpo de las escritoras suicidas con Alejandra Pizarnkik, Sylvia Plath o Virginia Woolf, Sara Teasdale (PremioPulitzer dePoesía) podrá leerse por fin en catalán gracias a Joan Antoni Cerrato(Manacor, 1961) y Nova Editorial Moll. Cerrato lo presenta este sábado, a las 13.00 horas, en el Espai d’Art Joan Serra deManacor, dentro de Vila del Llibre.

¿Recuerda cómo conoció a Sara Teasdale?
—Siempre he sido un gran admirador de la poesía anglosajona, especialmente en lo que respecta a algunas poetas, como Dickinson, Plath, Moore o Rich y llegué a ella casualmente cuando se me ocurrió estudiar qué poetas femeninas habían ganado el Pulitzer. Resulta que Teasdale inauguró el palmarés en 1918 con Canciones de amor. Me hice con una antología suya y me di cuenta de que no había sido traducida al catalán. Es más, esta traducción, Nit i boira es la más extensa que se ha hecho de ella.

¿Qué le atrae de Teasdale?
—Todo. Fue una mujer avanzada a su tiempo, cuya vida no le reportó grandes alegrías. Se casó con el hombre equivocado y su auténtico amor se suicidó. Dos años después la poeta hizo lo mismo con una ingesta excesiva de somníferos. Siempre me han atraído los poetas suicidas, no por afinidad, sino por su estricto valor literario. De la obra poética de Teasdale diré que me sedujo al instante, tanto por su forma como por su contenido. Trató temas eternos: el amor, la belleza, la pérdida emocional o la muerte. Es en el poema breve donde la poeta demuestra un rigor poético extremo, donde destacan el lenguaje musical y la emoción evocativa.

¿Esta traducción fue idea suya?
—Normalmente traduzco lo que me gusta por iniciativa propia, cosa que conlleva sus riesgos, pero siento que vale la pena. No lo considero un trabajo, sino una pasión a la cual llevo dedicándome cuarenta años. Poco a poco, va dando sus frutos.

Recoge 99 poemas, ¿por qué este número?
—En principio no conté los poemas traducidos, solo me interesaba que la antología incluyera composiciones de todos sus libros. Por azar salieron una centena y el editor sugirió que 99 tenía su gracia. De hecho, en numerología, el 99 alude al amor universal, y representa la compasión, la tolerancia y la filantropía. Por lo demás, detesto los redondeos y los lugares comunes. Así nos va.

Están ordenados por orden cronológico, ¿qué evolución percibe en su poesía?
—Se percibe una evolución cada vez más madura en su poesía. Sobre todo su libro Flame and Shadow (Flama i ombra), de 1920, me parece la cumbre de su producción, ya que la poeta demuestra un crecimiento artístico indescriptible: ha encontrado una filosofía de la vida y la muerte, e intelectualmente ha crecido de manera sustancial.

Portada de ‘Nit i boira’ (Nova Editorial Moll).

¿Cuál ha sido el principal reto a la hora de traducirla?
—Partiendo de la base de que traducir poesía con dignidad es dificilísimo, he intentado salvaguardar el ritmo y la música de los poemas originales sin que mi voz se oyera en absoluto. El poeta traductor no debe confundirse jamás: por más que quiera, los poemas nole pertenecen. Siempre considero que el poema de llegada, que es el que importa en realidad al lector, no busca el sentido, sino la belleza. Que sea un poema en sí mismo. Me he sentido un kamikaze colocando el poema en la mesa de operaciones para trasplantarle el corazón. Sin descuidar la parte filológica, me he centrado en la creación del ‘nuevo’ poema, siguiendo siempre la máxima de mi admirado poeta Ezra Pound de hacerlo todo nuevo. La poesía no debe significar, sino mostrar y emocionar. En el trasvase de una lengua a otra, en poesía sobre todo, siempre se pierde algo; pero el buen traductor sacrifica aquello que no es esencial. Siempre debe respetarse la textura verbal del original, que es su alma.

Dice que Teasdale parecía que escribía poemas para ser cantados pero, sin embargo, señala que, siguiendo la tradición de la poesía contemporánea, ha renunciado totalmente a la rima.
—No creo que para cantar un poema sea imprescindible que esté rimado. La rima en poesía traducida plantea problemas de difícil solución; se puede caer en el error de forzarlas y también de alejar demasiado el poema original del resultado en lo que al sentido se refiere. Eso no quiere decir que no haya traductores que tengan éxito en tal empresa, aunque admito que no abundan. Yo me curo en salud directamente y sigo mis instintos, procurando siempre que el poema de llegada tenga entidad propia. Además, dicho sea de paso, pienso que la rima en un poema es un aspecto secundario.

Al final de su introducción anuncia que trabaja en la traducción de La botiga d’antiguitats, de Charles Dickens.   
—Actualmente trabajo en dos traducciones al catalán. A propósito de la que cita usted, considero que es necesario que este destacadísimo novelista esté traducido íntegramente al catalán. Por otra parte, estoy inmerso en una antología del poeta Robert Frost, más concretamente en sus cinco primeros poemarios, que conjuntamente recibieron el premio Pulitzer de poesía en 1931. Pendientes de publicación quedan, entre otros, la poesía completa de Emily Dickinson, de Ezra Pound y de W. H. Auden en catalán.