Marina Porras presenta este mediodía en Rata Corner su libro sobre Ferrater. | JAVIER RODRÍGUEZ

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«Gabriel Ferrater es muy conocido como poeta. Si hablamos de la poesía catalana de la segunda mitad del siglo XX, no hay ninguna duda en que su nombre aparecerá. En cambio, como ensayista, crítico e intelectual no está tan bien situado. Con este libro queríamos precisamente eso, situarlo», declara Marina Porras(Rubí, Barcelona, 1991), que presenta este sábado (12.00 horas), en la librería Rata Corner de Palma la antología Donar nous als nens (Comanegra), que incluye una selección de los textos ensayísticos de Ferrater. Estará acompañada por el profesor de la Universitat de les Illes Balears Jesús Revelles y por el poeta y traductor Miquel Àngel Llauger.

El título del volumen es precisamente el del primer libro de Ferrater, Da nuces pueris, y resume bien lo que podría ser la esencia del escritor: la vitalidad. «La frase viene de un verso de Catulo que dice ‘dale nueces a los niños’ y parte del supuesto que a los niños les gustan las nueces, por lo que sería una frase que habla a favor de la felicidad», aclara Porras en la antología. «De él me gusta esa vitalidad que se refleja en la manera de hacer las cosas y la voluntad de dejar algo a los demás», añade. En su extenso prólogo, Porras entremezcla datos y opinión para rehuir del academicismo. «La idea era hacer un retrato o una aproximación a la figura sin que fuera muy académico. De hecho, su estilo como ensayista también se caracteriza por alejarse de lo técnico y cerrado. De Ferrater aprendí eso, que se puede escribir de otra manera, desde otro lugar», destaca. «Quería que en el libro apareciera mi lectura del personaje. Al final, si te pones a escribir sobre un autor o sobre un tema, realmente lo que haces es acercarte tú al asunto», matiza. El volumen arranca con un epílogo en prosa que cierra el primer libro de poesía de Ferrater, el mencionado Da nuces pueris, que, para Porras, es «un manifiesto estético que marca toda su obra».

La antología incluye textos sobre literatura, que consiste en un recorrido por los poetas que marcaron su vida y su obra, como Ausiàs March, Carles Riba o J. V. Foix, además del narrador Josep Pla, a quien Ferrater «consideraba uno de los mejores escritores del siglo XX», o una selección de glosas sobre escritores extranjeros que provienen, mayoritariamente, de Escritores en tres lenguas.Aquí aparecen nombres como Baudelaire, Prout, Joyce o Kafka. Porras también incorpora textos de Ferrater sobre el lenguaje –concretamente, sobre las gramáticas de Pompeu Fabra– y sobre la pintura, con ¿A dónde miran los pintores?, así como la correspondencia pública y privada, entrevistas y cuestionarios. En este apartado figura la célebre conversación entre Ferrater y el mallorquín BaltasarPorcel, quien le hizo la última entrevista antes de morir.Porcel le definió como «un hombre ejemplar y modélico». Porras, por su parte, se refiere a Ferrater como «un hombre que se esforzó siempre para defender la idea de la libertad creativa y de pensamiento».

Muerte

Ferrater, cuenta Porras, había dicho a alguno de sus amigos que se quería suicidar antes de cumplir los cincuenta años. Y así lo hizo el 27 de abril de 1972, veintitrés días antes de cumplirlos y ahora hace también medio siglo. Sobre su muerte, la autora explica que «él realmente tenía claro que no quería ser como otros autores mayores que lo único que hacían era repetir lo que ya habían hecho. Era consciente de que no quería ser un viejo decadente y se ahorró su propia decadencia, aunque muy pronto y de forma muy radical. Es inevitable pensar todo lo que hubiera escrito si no se hubiera suicidado, sobre todo el borrador de la gramática en la que estaba trabajando. Realmente es un personaje magnético y fascinante, alguien que todo el mundo querría conocer», concluye.