Un óleo de Leo Geste.

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Son muchos los artistas de la vanguardia europea que pasaron por Mallorca. Fueron un nutrido grupo de pintores, grabadores y diseñadores que pusieron su granito de arena en formar y forjar el arte contemporáneo y que en su particular travesía en el desierto pintaron a su manera y en su estilo nuestra Isla. Uno de ellos fue un joven Diego Rivera que pintó —mucho antes de ser renombrado muralista— una Mallorca cubista en tiempos de la I Guerra Mundial. Pero el grueso de estos artistas, casi todos del centro y norte de Europa, tienen como factor común que tuvieron que poner los pies en polvorosa porque eran judíos y Hitler llegó al poder y los nazis consideraban el arte moderno como afición de degenerados.

Por este motivo se produjo un éxodo que trajo a Baleares a Lene Schneider-Kainer o a Arthur Segal. Hubo también, no obstante, varios artistas que acabarían huyendo del nacional-socialismo pero que pasaron antes de la debacle una temporada en Baleares; por ejemplo Steiner-Prag o nuestro protagonista de hoy, el pintor y diseñador holandés Samuel Mommie Schwarz (1876-1942), que estuvo unos meses en sa Roqueta a principios de 1914, en una época suya muy viajera que incluyó periplos por Italia, Turquía, España y Yugoslavia. Los paisajes mallorquines de Schwarz son óleos al natural, lo que pasa es que él traducía lo que veía en planos que componen el conglomerado del cuadro; es decir, su obra mallorquina (como la de Diego Rivera) se puede considerar cubista, pero con la salvedad de que Mommie dominaba mucho la técnica pictórica clásica y era capaz de pintar un bodegón como lo haría un Zurbarán.

El cuadro ‘Paisaje de Mallorca’, de Mommie Schwarz, de 1914.
Un autorretrato de  Mommie Schwarz.

Mommie y su futura esposa, la pintora Else Berg, ambos pertenecientes a la denominada escuela pictórica de Bergen, fueron detenidos por soldados nazis en Holanda, trasladados apilados en vagones cochambrosos de trenes para ser finalmente asesinados en el desgraciadamente célebre campo de concentración de Auschwitz. La peripecia vital de estos dos magníficos pintores ha sido estudiada por Linda Horn que publicó un libro sobre ellos, con muchos de sus óleos, en 2012. Else Berg (1877-1942) pintó un buen número de cuadros en Mallorca, se caracterizan por su cromatismo, por su lirismo y por transitar entre el cubismo y el expresionismo. A Berg y a Mommie les acompañó a Mallorca Leo Gestel (1881-1941), pintor holandés expresionista, se alojaron en una casa de El Terreno. Los óleos mallorquines de Gestel son una maravilla y tienen un constructivismo rotundo y un abigarramiento de planos que sobrecoge. En Es Baluard se exhibe una de sus obras isleñas. Tres pintores holandeses en Mallorca, otro asunto cultural distinto a lo habitual que está por investigar.