La cineasta es autora del documental ‘Los días azules’, sobre la figura del escritor sevillano y su compromiso con la enseñanza.

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«Vivir es fácil con los ojos cerrados», canta John Lennon en Strawberry Fields Forever. Puede ser prueba de que los genios se referencian incluso sin saberlo. Lo corrobora Laura Hoj-man, autora del documental Antonio Machado: Los días azules, quien confiesa que «una de las más grandes lecciones que aprendí rodando es que, como decía Machado, hay que vivir con los ojos abiertos, despierto, en una vida militante de no pensar en uno mismo, sino en lo que puedo hacer por los demás». Para el autor de Soledades esto se traducía en la educación y la cultura, razón por la cual Hojman inaugurará la Biennal d’Educació PAula el 12 de noviembre, en la Sala Rívoli de Palma, para hablar de su cinta y de la importancia de la educación.

Laura Hojman, que se lanzó a realizar este documental porque «siempre tendemos a pensar que lo sabemos todo de nuestros clásicos, pero es todo lo contrario» recorrió para la producción los lugares machadianos icónicos como su Sevilla natal, Baeza, Segovia, Soria o Collioure, donde falleció el escritor. Es en este último lugar donde iniciaron el rodaje y al que llegaron «en furgoneta desde Sevilla cuando se cumplían 80 años de la muerte de Machado». La estampa que recuerda la cineasta describe perfectamente el sino del lugar: «Llegar a ese cementerio pequeñito al que no dejan de llegar personas continuamente que traen cartas y depositan flores fue muy bonito», narra la documentalista.

Además, Hojman relata que «van a ver a Machado, claro, pero no solo a él, sino que también es como si fuera la tumba de un familiar que no fue enterrado porque allí, la de Machado representa la lápida de todos los exiliados republicanos de cuyos familiares no se pudieron despedir y es muy emocionante ver cómo esa memoria sigue activa».

Proyecto

Y es que han pasado 90 años desde que se proclamó la República, pero para Hojman ese último verso que Machado escribió y llevaba consigo cuando murió y (‘estos días azules, y este sol de la infancia’) representa mucho más que solo a Machado. «Para mí son aquellos días luminosos y de esperanza en los que este país ponía en marcha ese proyecto ilusionante en el que se daban avances en educación, cultura, y el concepto de patria era llevar a las aldeas más alejadas el teatro, las reproducciones del Museo del Prado, el cine, etcétera». Dicho de otro modo: «Los días azules son los días de Lorca, de Machado, de Juan Ramón, de las misiones pedagógicas o la Institución Libre de Enseñanza. Un país que empezábamos a ser y quedó truncado».

Esa España contrasta con que hoy en día «es imposible llegar a un pacto nacional por la educación», a diferencia de un momento de la historia en el que «un gobierno y los intelectuales estaban enfocados en hacer de España un país avanzado, igualitario, justo, progresista y teniendo en cuenta como bases la educación y la cultura, algo que hoy está a la cola. Es el ejemplo de cómo un país sabía que si quería avanzar tenía que apoyarse en estos dos pilares tan importantes».

Esperanza

No obstante, para Hojman «hay esperanza» porque lo que se plantó y fue aplastado por las ruedas de los tanques no murió, sino que «queda la semillita» y su recuperación pasa por «la educación, la cultura y la memoria histórica, pero no entendida como revancha o como reabrir heridas, sino como todo lo contrario. Se trata de sanar».

Por ello, el documental, junto con la obra del propio Machado, «hablan de nosotros». Por un lado, la película, que «ha sido como un aprendizaje de vida porque leer a Machado es una lección sobre cómo hay que vivir», sirve para entender a «un ejemplo de hombre cívico, de alguien comprometido con la educación y con la vida, y es el ejemplo de la España truncada, el país que pudimos ser». Por otro lado, los mismos textos machadianos «hablan de nosotros porque parece que dan respuestas o claves a las cosas que vivimos en nuestra sociedad hoy. Y dentro de 80 años se le leerá y pasará lo mismo».