Palma Pellicer Cultura uh entrevista escritoras Maria Victòria Secall y Patricia Álvarez.

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Maria Victòria Secall y Patrícia Álvarez se llevan 40 años aunque, en vez de separarlas, aseguran que esa diferencia de edad las une con más fuerza. No en vano, acaban de firmar un poemario a cuatro manos, Frontissa, que edita Finis Africae. El volumen incluye un epílogo de Lluís Calvo, ilustraciones de Mónica Pérez-Hita y Elena Cano y el tema instrumental La llavor més petita del món, que se puede escuchar a través de un código QR. Lo presentarán este sábado, a las 13.00 horas, acompañadas por Pere Gomila, vicepresidente de la Associació d’Escriptors en Llengua Catalana (AELC) en Balears.

Secall y Álvarez se conocieron en un taller de poesía que la primera imparte junto a Àngels Cardona. «Cuando salió la convocatoria del Institut d’Estudis Baleàrics pensé en presentar algún proyecto. Justo había cumplido los 70 y necesitaba pasar la antorcha a alguien que empezara, pero con una vida interior y una visión del mundo parecida a la mía. En el taller, Àngels y yo nos dimos cuenta de la fuerza que tenía Patrícia, así que le propuse escribir un poemario a cuatro manos», recuerda. De hecho, Álvarez, que firma su primer libro, aunque ha participado en acciones poéticas y es cofundadora del colectivo poético y feminista La Trenza, reconoce que «de no ser por Maria Victòria, no me hubiera atrevido a publicar ningún poema mío». Así las cosas, ambas se reunían semanalmente para compartir sus ideas y sus poemas, pero también las obras de otras autoras y autores. «Para nosotras era importante hacer un vaciado de la literatura que nos había gustado y nos iluminaba a hacer este libro», coinciden.

«En estas reuniones, que podían durar horas, decidíamos cuáles eran los grandes temas que queríamos tratar y enseguida nos pusimos de acuerdo: los orígenes, el amor, la naturaleza, el dolor, la muerte y la trascendencia», apuntan. Algunos poemas ya estaban escritos de antaño, otros han surgido como contestación entre ellas.

Diálogos

Y así es como se articula el poemario, en cinco grandes diálogos: Dels Orígens, De l’Amor, De la Natura, Del Dolor i de la Mort y De la Trascendència. Una suerte de escrituras fundacionales pero con una perspectiva femenina. «Es una forma más naíf de acercarse a la vida, a los orígenes y al cosmos desde el corazón de la mujer», señala Secall. «Son cuestiones que no prescriben», añade Álvarez.

Pero el diálogo que proponen en Frontissa va más allá de ellas dos pues, como bien indican, dedican el poemario a las poetas, las traductoras y las madres. «No queremos que se rompan las diferentes generaciones, queremos hacer red, no ponernos barreras», matizan. Y es que si algo resume la esencia de Frontissa es la necesidad de quererse a una misma para así querer a los demás, la sororidad. «Los poemas tienen esa misión: desvelar nuestra conciencia interior, hacernos preguntas y, a la vez, nutrirnos con lo que han dicho nuestros antecesores», afirman.

La idea de herida y de saberse vulnerable y frágil también es clave en esta obra. «En el estallido feminista es muy interesante el reconocimiento de la vulnerabilidad, a veces parece que nos tratamos muy duramente a nosotras mismas, nos autocastigamos y en ese buscar la palabra adecuada, que abrace, está la poesía», advierte Álvarez, quien confiesa que, tal vez, el diálogo más potente esté en la última parte de Frontissa, en el apartado de la trascendencia. «Tengo la sensación que es donde más se trenzan los poemas y la poesía es también eso, buscar la trascendencia», concluye.