Más de un centenar de personas asistieron a la charla de Raquel Gispert, Boris Izaguirre y Miguel Ángel Villena. | A.V.

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Un Boris Izaguirre diferente al que nos tiene acostumbrados se presentó anoche en el claustro de Sant Domingo de Pollença. Lo hizo acompañado del discreto señor gallego con quien se casó, Rubén Nogueira; de la editora de Planeta Raquel Gispert, y del periodista y escritor Miguel Ángel Villena, asiduo a los encuentros literarios que organiza el Club Pollença cada mes de agosto desde 2016. Le aguardaban centenares de ávidos lectores y algún que otro seguidor de MasterChef. Izaguirre firmó y dedicó libros durante más de una hora.

Fue subir al escenario y el Boris que todos conocemos surgió de repente. El showman entró en acción: «Soy una diva literaria, pero en la intimidad. En público, sólo soy una diva», confesaba quien sin duda es uno de los personajes más conocidos y queridos de televisión.

De la mano de Miguel Ángel Villena recorrió sus andaduras como guionista de telenovelas, que no de culebrones –señaló–, y recordó los tiempos en que las críticas le llovían por formar parte del programa ‘Crónicas Marcianas'. «Cuando terminaba el programa me sentía feliz, pero por la mañana me levantaba con tono plañidero».

La llegada de Boris a ‘Crónicas Marcianas' fue una casualidad. Recordó anoche el momento estelar de cuando descendió la escalera para acceder al plató y cómo enloqueció: «Soy un animal de frivolidad. Me acostumbré a la frivolidad. Entendí que la frivolidad me iba a llevar muy lejos».

Raquel Gispert repasó la faceta literaria de Boris con ‘Villa Diamante' (finalista del Premio Planeta 2007), ‘Un jardín al norte', y libro con el que el venezolano vuelve al pódium de los más vendidos de las librerías, ‘Tiempo de tormentas'. Una autobiografía en la que la verdadera protagonista es su madre, Belén Lobo. Ella, una importante bailarina de ballet clásico en Caracas, supo que su hijo era gay «al minuto de nacer» y forjó una personalidad en él a prueba de agresiones externas.

Anoche, Boris tuvo palabras para su madre, una mujer a la que definió como muy valiente: «Me enseñó que no me ocultara y que no dejara que los obstáculos entorpecieran mi esplendor»; y también para su marido: «Me dije, con este hombre voy a conquistar este país, y es evidente que ha sido así».