El escritor y colaborador de este diario, Miquel Ferrà i Martorell, posando ayer en Palma. | ROBERTO LEÓN

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La primera en llegar fue El secret de Na Fàtima, la novela corta con la que el escritor y colaborador de Ultima Hora, Miquel Ferrà i Martorell, incursionó en la literatura juvenil. Ahora, también a través de Ínsula Literària, publica El deixeble prodigiós, segunda parte de la trilogía Aula aventurera, historias independientes que tienen como común denominador la idea del viaje así como algún tipo de relación con Mallorca. Con este libro, Ferrà tira de varias fuentes de documentación para narrar un trayecto hasta el Mar Muerto con personajes de excepción, como el propio Jesús de Nazaret, y un vínculo con la iglesia de Sant Pere de Petra que sorprendió al propio autor que pensó que «merecía la pena contar».

El propio Ferrà explica que «se trata de una novela profusamente ilustrada», ya que el componente didáctico de la trilogía, ya presente en El secret de Na Fàtima, es muy importante. «Contiene un lenguaje rico en matices y desarrolla una línea argumental que tiene como trasfondo un asunto histórico visto con los ojos de hoy en día», añade el autor.

El paisaje donde transcurre la novela es, a su vez, uno de los puntos fuertes del libro que es «muy descriptivo». Era importante transmitir esta faceta y, por ello, Ferrà muestra «con mucho detalle la ruta que va de Nazaret al Mar Muerto», para lo cual se vale de las propias fotos y apuntes que él mismo tomó en 1962, cuando formaba parte de una empresa de exportación de dátiles, licor de rosas, vino kosher y otros elementos de la región. La fauna también juega su papel apareciendo en El deixeble prodigiós «plantas y animales propios del espacio geográfico del relato que tienen su especial protagonismo como es el caso del perro cananeo».

Todo este entramado ambiental, por denominarlo de alguna manera, es el telón de fondo para presentar una historia que, como en otros relatos juveniles y aventureros, contiene «un objeto sagrado o mágico». En este caso no es otro que «el manto azul que María de Nazaret usó en las bodas de Caná», donde, según el Evangelio, Jesús convirtió el agua en vino, y que, según relata Ferrà, «fue guardado por alguien y traído a Europa en la Tercera Cruzada».

La parte curiosa llega ahora; resulta que una parte de dicho manto reposa en la iglesia de Sant Pere de Petra tras varios siglos de historia y trayectos. «Es alrededor de esta pieza que gira la narración de la obra», narrando, no sin un toque fresco y con sentido del humor, los hechos ocurridos durante el trayecto hasta el Mar Muerto a través de Nazaret. «Allí estuvo Jesús», narra Ferrà, y fue allí donde «los que le acompañaban notaban algo extraño en él», comenta. Tan extraño como la capacidad de convertir el agua en vino cuando ya no quedaba ni gota y que «hacía que a quien llevaba el registro no le salieran las cuentas». Al fin y al cabo, también de capacidades extraordinarias va la novela, que no deja de ser un homenaje, al igual que lo fue El secret de Na Fàtima, al centro Gaspar Hauser, que durante «más de 30 años atendió a personas con síndrome de autismo». Este libro, y el que está pendiente de salir, sirven de homenaje también para quien fue «su directora fundacional, Maribel Morueco».

Cierre de la trilogía

Tras la publicación de El deixeble prodigiós, dejando en el aire «quién debía ser este discípulo y si se lo identifica», Ferrà i Martorell ya trabaja en la novela corta que cerrará la trilogía, La ruta de les taronges, que contará el viaje de dos jóvenes sollerics, como el propio autor, que intentaron recorrer Francia entera parando en las tiendas y casas de otros sollerics que vendían naranjas de Sóller –y otros productos– por el país galo como si de ardillas cruzando la península de rama en rama se tratara. La historia, «que verá la luz ya el año que viene», según Ferrà i Martorell, demostrará que no era una tarea tan imposible como pueda parecer.