La catedrática de Historia del Arte, Fátima Díez.

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El ciclo de Pensamiento y Cultura Clásica de CaixaForum, coordinado por el profesor de Filosofía Griega en la UIB Francesc Casadesús, llega a la recta final de sus citas en su 25 aniversario. El turno de ayer fue para la catedrática de Historia del Arte de la Universidad de Santiago de Compostela, Fátima Díez, quien versó sobre el «dios imperfecto Hefesto».

No pudo asistir presencialmente debido a la «imposibilidad de encontrar vuelos coherentes», aunque espera poder venir el año próximo. Díez es, de hecho, una asidua que «ha participado ya unas cinco o seis veces» en las conferencias. Para Díez es «portentoso y maravilloso el que un ciclo como este se pueda llevar a cabo» y demuestra «el interés que el mundo clásico tiene todavía». Aunque hace un matiz: «El público de Palma es especial y fiel».

Éxito

El éxito del que goza este ciclo, que cada año agota todas las entradas disponibles en un santiamén, y que en esta edición no ha sido una excepción, «supone amortiguar todo lo que está pasando y ver que el germen de lo que hacemos sigue ahí».

Para Díez, además, el mundo clásico, con sus mitos, sus filosofías y sus experiencias, «sigue siendo muy influyente hoy en día», sin que pase un mes sin que algún artista «publique algo con relación con él».

Aun así, hay que saber hilvanar esas relaciones, lo cual es su «quehacer diario». Puede verse la Antigüedad como «el prestigioso mundo clásico, con ese aura de autoridad», pero también se pueden interpretar los mitos. «sin caer en anacronismos», como algo «que tiene una capacidad de ser universal y presentar las figuras antiguas para traerlas al presente». Al fin y al cabo, «el mito no tiene moraleja, pero sí una lógica que permite establecer relaciones».

En el caso de Hefesto, el protagonista de su charla de ayer, Díez destaca sus «peculiaridades», como el hecho de ser cojo. Para la catedrática, el dios griego y su «imperfección» suponen una «construcción divina extraordinariamente interesante» por tener como resultado un «dios con dificultades que le acercan y alejan de lo humano».

Por último, para Díez las humanidades «no solo parece que, sino que deben renacer». Para ella, hay una «vuelta de la filosofía y la reflexión» y es importante porque, «al igual que la ciencia está haciendo su parte, los humanistas debemos dotar de sentido a las cosas».