El galerista Juan Antonio Horrach. | Esteban Mercer

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El galerista Juan Antonio Horrach responde en esta entrevista exclusiva con Ultima Hora a las preguntas que muchos amantes de la cultura se han venido haciendo desde que la artista Susy Gómez hiciera publica su dimisión como jurado del Premi Ciutat de Palma Antoni Gelabert d’Arts Visuals, al tiempo que denunciaba un veto a la ganadora de la votación, la artista Alicia Framis, a pesar de que sus tres obras presentadas habían quedado en las tres primeras posiciones. Horrach, que hasta ahora ha hablado muy poco del tema, opina, explica y analiza cómo la polémica suscitada al conocerse parte de los hechos que llevaron a la dimisión y denuncia de Susy Gómez ha derivado en acusaciones personales que no han hecho más que incrementar una polémica y unos hechos de por sí ya incendiarios.

¿Cuáles son sus impresiones respecto a esta gran polémica en torno al Ciutat de Palma y el veto a Alicia Framis, artista que usted representa en su galería Horrach Moyà?
— Tal y como dije en este mismo periódico, cuando saltó la polémica con Alicia Framis en la actual edición del Ciutat de Palma d’Arts Visuals, lo ocurrido es simplemente inaceptable y por supuesto diría lo mismo si ella no fuera artista de mi galería.

¿Cree que habrían hecho lo mismo de tratarse de un artista consagrado como Barceló?
— En junio de 2019 presenté en la galería una exposición de Alicia Framis titulada Techo de cristal, una vídeo proyección de una performance de la artista en la que varias mujeres caminaban por los pasillos de un espacio artístico con un gran cristal soportado sobre sus cabezas, simbolizando así los límites transparentes, silenciosos y frágiles que soportan las mujeres y que marcan hasta donde la sociedad les deja crecer profesional o socialmente. Framis ha dicho en sus últimas declaraciones, a raíz de lo ocurrido, que sería difícil pensar que a un artista hombre de su misma generación y con una carrera profesional parecida como pudieran ser, y puso como ejemplos a Santiago Sierra o Daniel Canogar, se les hubiese excluido cómo le ha ocurrido a ella de un certamen donde el jurado, por la actual situación de la COVID-19, votó de manera telemática con un protocolo muy preciso.

Con lo cual era imposible mantener ocultos los resultados….
— No hay que olvidar que lo hicieron sobre más de 1.000 obras, quedando las tres obras de Alicia Framis presentadas a concurso en primera, segunda y tercera posición, lo que es revelador de la calidad de su obra. Me pregunto cómo es posible que se decida seleccionar a diez finalistas en base al resultado obtenido y que la primera artista elegida sea la única excluida por no ser todo lo joven que le gustaría al jurado o por tener demasiado currículum.

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Esa trayectoria no impide que pueda participar en el certamen, ¿verdad? ¿O es necesario ser un artista novel?
— Las bases de este certamen precisamente premian la experiencia del artista y por supuesto no ponen límite a la edad de éste. Como es posible que se respetase desde el principio ese criterio de puntuación y posteriormente se decidiera cambiarlo, para finalmente sólo excluir a una de ellas, a la primera clasificada. Obras fechadas en 2006, 2018 y 2019 . Por tanto, cualquier intento de justificación de exclusión de Framis alegando la antigüedad de la obra es absolutamente inadmisible porque tenían no una, sino tres obras a elegir en diferentes fechas de producción. Por otro lado, intentar justificar la eliminación de Framis en base a la calidad de estas obras revela una falta de decoro sin precedentes pues insisto habían sido todas ellas puntuadas y valoradas en cabeza de lista por todos los miembros del jurado.

¿Puede haber alguna lógica que lo justifique y no la conozcamos, un error inconsciente?
— Aunque lo acontecido me parece sorprendente, podría llegar a entender que un jurado puede equivocarse y en este punto diré que una vez leídas las declaraciones de la portavoz del jurado del premio, Rosa Lleó, y sus confusas conclusiones, no me extrañaría que se equivocasen en su decisión, de hecho no cabía otra opción que el error.

Susy Gómez ha sido atacada por hacer publica su intención de dimitir como miembro del jurado y revelar el nombre de la artista vetada alegando que es su pareja y que la artista forma parte de los artistas de su galería.
— Esa es otra. Atacar a Susy Gómez por ser mi pareja me parece un comentario machista, muy arcaico, simplista y tremendamente desafortunado, cuando además por todos es conocida la radical independencia intelectual de Susy Gómez. Personalmente considero que demostró ser valiente y coherente con su forma de ser al tomar la decisión de dimitir como jurado, de hecho nunca se hubiese hablado de lo que está ocurriendo si no se hubiese producido tal acción. Quizás un jurado pueda equivocarse, por desconocimiento o por mala interpretación de las bases, lo que es inaceptable es que el miembro de la institución, en este caso del Ajuntament de Palma, que está presente durante la deliberación, no ponga freno a esa situación tan incoherente.

¿Qué le parece la respuesta de los políticos del Ajuntament?
— Las palabras de Antoni Noguera y Aina Bauzà me parecieron unas declaraciones políticas. Hubiese preferido que sus respuestas hubiesen surgido desde sus cargos culturales y no políticos, pero para ello hubiese sido necesario buscar en el fondo de la verdad, rectificar y saber pedir disculpas. Hasta el día de hoy, el Ajuntament no ha enviado, ni el listado ni la puntuación de los finalistas, que han solicitado Alicia Framis, la prensa y las asociaciones de la cultura y el mundo del arte. Creo que al Ajuntament le ha interesado más llevar a la práctica esa dita mallorquina que dice: ‘dia que passa any empeny’, que reconocer su error.

¿Habría entendido que Alicia Framis emprendiera acciones legales a raíz de lo ocurrido?
— Framis decidió desde el primer momento no emprender ninguna acción jurídica y quedarse a la espera de los acontecimientos, quizás dejando así que se construya a través de los hechos ocurridos y de una forma espontánea una nueva obra que invite a la reflexión. Así se lo hizo saber a su galerista en Madrid, Juana de Aizpuru, y a mí mismo, decisión que compartimos y respetamos.