Diego Ingold, Lluki Portas y Gal·la Peire, en la casa en Barcelona donde han construido el montaje.

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El confinamiento ha dado para mucho a Hermanas Picohueso, compañía que forman los mallorquines Lluki Portas y Diego Ingold y la catalana Gal·la Peire. Después de estrenar con éxito el año pasado en Fira Tàrrega la obra Excalibur i altres històries d’animals morts y en la Isla dentro de la programación de Fira B!, el trío ya prepara su próximo (atrevido) montaje: P-Acte idiota.

Cansados de teletrabajar a distancia y comunicándose a través de videollamadas, decidieron aprovechar una casa vacía de la familia de Peire a las afueras de la provincia de Barcelona para seguir creando su nueva obra. «Pedimos a Fira Tàrrega y a Nau Ivanow que nos escribieran una carta diciendo que teníamos que juntarnos para trabajar y ya que todas las instalaciones y centros estaban cerrados y contábamos con esa casa, podíamos emplearla como espacio para hacer una especie de residencia», apunta Peire. Hermanas Picohueso cuentan con dos importantes apoyos: Fira Tàrrega y Nau Ivanow.

Acompañamiento

Respecto al primero, el proyecto fue seleccionado para formar parte del programa de acompañamiento de procesos de creación escénica Suport a la Creació en la modalidad de Guaret, que significa que el espectáculo se estrenará en la próxima edición Fira Tàrrega 2021, en el segundo año del desarrollo.

Por su parte, el apoyo de Nau Ivanow se remonta al año pasado, cuando consiguieron una beca para Excalibur i altres històries d’animals morts y después entraron como compañía residente, lo cual también implica un acompañamiento por parte de este espacio.

La nueva propuesta de la compañía, P-Acte idiota, está fundamentada en «propuestas filosóficas y corrientes de pensamiento», según detalla Diego Ingold, y es el primer espectáculo de calle que crean. «Hemos aprovechado el confinamiento para investigar y leer más, por lo que todavía seguimos construyendo la obra y hay muchos detalles por concretar. Sin embargo, creo que será algo poderoso que hará reír a la gente y pasarlo bien, aunque los espectadores que quieran ir más allá se encontrarán con muchos niveles de lecturas y un trasfondo muy potente de reflexión», añade.

En este sentido, Portas advierte que han contado con el asesoramiento de dos filósofas: Carme Isern y Mary Alonso. «Nos ofrecen una visión totalmente diferente, ya que tienen conocimientos que nosotros no tenemos», justifica. Asimismo, Ingold insiste en que «hay un gran trabajo de investigación para encontrar una religión que nos interesa tener como espectáculo».

«Excalibur fue como un montaje premonitorio, pues hablábamos de las pandemias, y justamente por ello algunos espacios nos cancelaron las funciones por miedo a herir sensibilidades, pero creemos que es al revés y precisamente es conveniente porque es un tema de gran actualidad. Así que, viendo el panorama, queríamos transmitir con esta obra lo que hemos perdido. Durante el confinamiento nos hemos reunido con imanes, chamanes, para buscar nuestra propia religión para recuperar la fe y rezar a dios que nos salve», cuenta Ingold.

«Hemos descubierto que todas las religiones tienen un márketing raro, así que queríamos crear nuestra propia religión, muy idiota, y en cada función hacer una especie de procesión o ritual para que todo el mundo sea adepto. Convenceremos a los espectadores que es genial que volvamos a tener fe en algo. Al ver que nuestro último espectáculo se convertía en realidad, pensamos que era mejor intentar hacer un mundo mejor con esta nueva pieza, no vaya a ser que se cumpla», añade.

Con todo, tienen previsto que las primeras nuevas funciones de Excalibur sean en Barcelona, durante las fiestas de la Mercè, en septiembre, «aunque el teatro después de esto será extraño y no sabemos nada, nos adaptaremos a la nueva realidad», comentan. Además, este mismo montaje está nominado a los XXII Premis de la Crítica de Catalunya en tres categorías: Noves Tendències, Eines Digitals y Premi Novaveu (antes Premi de la Crítica Jove).