El escritor mallorquín Házael González, en una de las ediciones anteriores de la Feria del Libro de Madrid. | José Sevilla

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Dolmen Editorial acaba de publicar un pack en formato digital de las cinco obras del escritor y colaborador de Ultima Hora Házael González. Así, el público podrá disfrutar de la versión ampliada y corregida de La muerte negra, Quijote Z (literatura de zombis), los libros de fantasía de la Tierra incontable y Danzando con la realidad sobre Alejandro Jodorowsky, con jugosos extras.

Dolmen acaba de publicar en formato digital uno de tus libros de mayor éxito, La muerte negra, coincidiendo con otra peste más moderna, el coronavirus. ¿Hay paralelismos entre ambas pandemias?
La muerte negra se publicó en un momento en el que los libros digitales estaban comenzando, y nadie pensó en convertirla a ese formato. Cuando empezó esta crisis, la editorial se volcó en el libro electrónico y se acordó de este título. Así que tuve la oportunidad de revisar el texto para limpiarlo de errores pasados y añadirle un ‘posfacio pandémico’ redactado durante el confinamiento, además de encargarle un precioso mapa al gran Raúlo Cáceres, mi ilustrador habitual, que como siempre ha hecho una deliciosa maravilla.

¿Un posfacio pandémico?
—Es donde analizo los paralelismos entre la peste negra que azotó Europa durante el siglo XIV y lo que nos está pasando hoy en día, pero también las diferencias. Obviamente, mi novela es una obra de ficción sobre muertos vivientes, pero como también pretende ser una novela histórica, puedo asegurar que lo único que faltó en aquellos tiempos aciagos fue que los difuntos se levantasen de sus tumbas... Y, al mismo tiempo, hay que entender el mensaje de esperanza implícito en ella y en todas las demás obras de su estilo, porque desde luego, el mundo no se acabó, igual que tampoco se acabará ahora.

La editorial palmesana también incluye entre sus novedades un ‘pack’ digital de todos sus libros. ¿Qué encontrará de novedoso el lector en esta propuesta, y por qué este tipo de oferta literaria ahora?
—Los tiempos mandan. Estoy encantado de trabajar para una editorial que ha reaccionado con tanta rapidez ante esta situación tan peculiar. Una semana antes del confinamiento, me reuní con el editor, Vicente García, para hablar de nuevos libros en papel; y en cuanto quedó claro que debían posponerse, ya me comunicó cómo se iba a centrar en el producto digital. De esa manera, a mis libros sobre la Tierra Incontable se añadieron el Quijote Z, La muerte negra y mi ensayo Danzando con la realidad sobre Alejandro Jodorowsky. Por si eso fuera poco, le pedimos a nuestro portadista, Alejandro Colucci, que nos hiciese unos wallpapers de su precioso trabajo para La muerte negra, y los añadimos al lote junto con el mapa; de manera que el pack incluye todos los títulos que he publicado con Dolmen hasta el momento, más algunos jugosos extras.

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¿El libro online es la mejor manera de leer en época de pandemia? Es más accesible y asequible, pero, ¿cree usted que aún nos cuesta leer en la tableta, móvil u ordenador?
—Siempre he pensado que el libro electrónico es un medio que permite una mayor y más fácil difusión de la obra. Además, no creo que afecte al mercado del libro en papel de forma significativa. Está claro que esta pandemia va a cambiar muchas cosas, pero antes de ella, llevábamos diez años conviviendo con el libro electrónico, y se publicaba en papel más que nunca. Uno de los motivos de esa convivencia es la comodidad; a mucha gente leer en papel nos parece más cómodo, aunque es cuestión de gustos.

¿El libro electrónico es la mejor opción cultural en tiempos de confinamiento?
—No hay que olvidar que también es una forma de solidaridad y de apoyarnos entre sectores, porque la mayoría de librerías están cerradas y no pueden seguir vendiendo nuestros productos. ¿Y qué somos nosotros sin las librerías? El libro digital es una solución que no gusta a todo el mundo, pero ayuda a capear estos tiempos peculiares.

El virus habrá obligado a cambiar todo el sector creativo.
—La mayoría de escritores coincidimos en que algo así nos afecta, pero no tanto como a otras personas, ya que estamos acostumbrados a estar encerrados en nosotros mismos y tecleando sin parar. Las épocas de introspección y aislamiento social forman parte de nuestro trabajo, así que es cuestión de aprovecharlo.

¿Cómo le afecta la suspensión de la Feria del Libro de Madrid, un evento al que has acudido desde hace años?
—Eso sí que me duele en el alma. No está suspendida, sino pospuesta para octubre, y ojalá los tiempos permitan su celebración. La Feria del Libro es nuestra casa. Es, además, un salvavidas económico para todos: grandes y pequeños autores y editores, e incluso libreros y librerías. A nivel emocional es algo indescriptible ese contacto con los lectores.