Los promotores de la música en vivo en la Isla vaticina que larecuperación será complicada. | Jaume Morey

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Artistas, intérpretes, promotores, organizadores y managers, entre otros profesionales del gremio musical implicados, están viviendo esta crisis de salud pública por el brote de coronavirus con incertidumbre, sufriendo un impacto económico del que desconocen su verdadero alcance. Según la Federación de la Música de España, la facturación de la música en vivo ha caído a una cuota inédita, y seguirá afectando durante los primeros meses de festivales y macroconciertos, que corren un serio riesgo de ser cancelados.

La facturación de la música en vivo entre los meses de marzo a septiembre de 2020 se estima en 471 millones de euros. Esta cifra se ha obtenido en base a la previsión de los ingresos en taquilla y de los ingresos derivados de patrocinios, ayudas públicas, ventas de hostelería, merchandising y otros.

También hay que tener en cuenta la facturación de la industria de la música en vivo gestionada por entidades públicas (ayuntamientos) para sus eventos de música en vivo en festejos patronales entre los meses de marzo a septiembre del año 2019. Esta cifra fue de 293 millones de euros. Sumando ambas cantidades estaríamos hablando de 764 millones de euros de pérdidas del sector de la música en vivo. Asimismo, hemos de destacar las dificultades que esta crisis va a generar tanto a la industria de la música grabada, como a las editoriales o entidades de gestión de derechos.

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La Federación de la Música de España considera que las 300.000 personas que, directa o indirectamente, viven de la industria de la música en vivo en este país, necesitarán ayudas del Gobierno de España para mantener su actividad en los próximos años, aunque no será hasta finales de 2022 cuando prevén que el sector comience a ofrecer síntomas de recuperación.

En el ámbito local, la situación no difiere de la del resto del estado, se palpa en la voz de Toni Rubio, de Rubio Producciones, que corrobora que no solo el sector cultural «necesita una potente inyección económica, también la hostelería y el sector servicios. Somos una isla y tenemos un monocultivo, que es el turismo, y sin esos ingresos ya veremos que pasa», reflexiona. Rubio antepone el temor ante la «propagación del virus a la recuperación económica». Eso sí, tras la crisis, el promotor vaticina que «la gente posiblemente no querrá gastar su dinero en ocio, aunque, por otra parte, podría ocurrir como tras la muerte de Franco y el sector cultural podría reinventarse».

Otro promotor de Mallorca, Miki Jaume, de Trui Espectacles -que también gestiona el recinto Son Fusteret-, opina: «La recuperación será complicada, nos dejará a todos tocados. Nuestro sector estará en la cola de la recuperación, ya que al regresar a la normalidad lo último que querrá la gente es someterse a cualquier tipo de aglomeración», argumenta. Paralelamente, Jaume insta al Gobierno a ayudar al empresario «renegociando el IVA cultural». Por contra, señala que esta crisis ha servido para «generar una gran empatía social, estamos todos muy unidos y se ha eliminado la palabra ‘competidor’».