Un instante de la actuación de Jamiroquai en el Mallorca Live Festival. | Jordi García

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Jamiroquai y The Vaccines lideraron el duelo de estrellas en la jornada de clausura del Mallorca Live Festival. Esta cita, que contó con más de 33.000 asistentes, estuvo arropada en su despedida por una sólida ‘clase media’: Viva Suecia, Fuel Fandango, Second y la electrónica pistera de Dixon, entre una veintena de propuestas fraccionadas en cuatro escenarios.

En total, el público disfrutó de doce horas de música en un recinto que ha crecido hasta los 5.000 metros cuadrados, afianzando su apuesta por la gastronomía, el market y las zonas de descanso.

Que los ritmos urbanos están marcando el devenir de la música pop en los últimos años es un dato irrefutable, lo evidencia la pujanza de las estrellas del reggaeton y el trap, que con sus ritmos abrasadores y su lírica explícita incitan al ‘perreo’, moviendo toneladas de cash a su alrededor. Como consecuencia, la mayoría de festivales comienzan a dar cabida a este tipo de propuestas, que en ocasiones provocan el rechazo entre el público más purista del indie, el rock y otros géneros más tradicionalistas. Algo que no ha sucedido en el Mallorca Live Festival, que desde su primera edición se ha mostrado como un evento plural, aglutinador de diferentes tendencias musicales, un argumento que atrae a gran cantidad de público. Y a juzgar por las cifras de asistencia, han dado en la diana, y es que este gigante de dos cabezas no deja de crecer.

En su cuarta edición, la organización ha cocinado un cartel rico en ritmos urbanos y fusión latina, encarnados la noche anterior en Dellafuente, cuya propuesta –que empasta el flamenco de su Granada natal con reggaetón, hip hop y trap– fue seguida por un ejército de entregados seguidores.

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A primera hora, la escasez de público fue la nota predominante, mientras en los escenarios se sucedían las propuestas de Goodman, Isla Iglú, Ramón Mirabet y el resto de bandas con las que se amenizaba el compás de espera. Estas actuaciones, que se sucedieron sin incidencias destacables, dieron paso a los artistas más mediáticos. Unos minutos por encima de las 21.00, irrumpía uno de los platos fuertes de la noche: Viva Suecia. Los murcianos, uno de los grandes recursos del indie estatal, rubricaron un concierto sólido, sin fisuras, marcado por su arengador sonido de guitarras y unas letras que tocan la fibra del público. Los mismos argumentos que definen el sonido de Second, cuyo concierto dio comienzo apenas media hora después en un escenario anexo.

Y llegó el gran momento de la noche: Jamiroquai tomaba el escenario principal ante un mar agitado de cabezas expectantes. Imposible situarse en las primeras filas. Con suerte uno podía encontrar un hueco en algún flanco del escenario, siempre a una distancia considerable del conjunto londinense. Todos congregados para recibir a Jay Kay, que a sus 50 años sigue luciendo unos movimientos acompasados y felinos, como en los '90, década que le puso en el mapa. Desplegó su contagioso electrofunk, arropado por un juego de luces y audiovisuales espectacular, que hacía aún más vibrante su colección de hits - Too young to die, Cosmic girl-.

El rock garajero de Novedades Carminha y las densas atmósferas de guitarra de los mallorquines Lava Fizz se sucedían en diferentes escenarios, como preámbulo del otro gran órdago del cartel, The Vaccines. El conjunto británico descargó su repertorio, que incorpora indie rock y post punk revival sobre una base rítmica frenética. Dieron la talla e hicieron saltar al público con su set list más popular, una lista nada desdeñable en la que figuran títulos como Teenage Icon y el explosivo If you wanna.

A la noche aún le quedaban algunos cartuchos: el flamenco chill out de Fuel Fandango, la electrónica colorista de Dixon, entre otras referencias del indie y la música de baile.