Gerard Quintana, en la librería Quart Creixent dePalma. | Teresa Ayuga

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Arte dramático, fotografía, música y ahora también novela. Gerard Quintana (Girona, 1964) debuta en el ámbito editorial con Entre el cel i la terra (Columna, 2019), «un libro de amor que tiene un fuerte carácter agitador, de ruptura con las estructuras y las convenciones, pues no hay maneras correctas de amar y el amor puede tener muchas formas». Lo presentó este viernes en Can Alcover, Palma, junto al musicólogo Amadeu Corbera, por iniciativa de Quart Creixent.

«Si bien ahora me he convertido en un intruso en la novela, quiero ser un intruso toda la vida. Quiero aprender fotografía y, en un futuro, también dirigir una película, que supongo tendría un estilo próximo al cine francés y europeo, que es el que más me gusta. Solo haría falta un buen guion, buenos actores y buenas historias, las de siempre y por siempre, sin efectos especiales», se aventuró a decir el líder de Sopa de Cabra. «Podría decirse que llevo 50 años preparando esta novela. Soy de una generación en la que nuestros referentes eran los del club de los 27, como Jim Morrison, Janis Joplin, Brian Jones o Jimi Hendrix, por lo que vivir más allá de esa edad era todo un regalo. Y milagrosamente llegué a los 30», cuenta.

«Era un niño al que le gustaba mucho escribir, me crié en una librería inmensa con más de 200.000 volúmenes [Llibreria Geli de Girona] e incluso salvé Romeo y Julieta, Peter Pan o El Quijote de unas inundaciones. Tuve una relación muy especial con los libros y de pequeño era muy tímido y lo que no te atrevías a vivir, podías hacerlo a través de los libros», recordó.

«Antes de crear un universo tan complejo tenía ganas de vivir. Dije que lo haría a los 50 años y fue como si se disparara el despertador, como si me hubiera puesto una alarma y, de repente, sentí la necesidad de hacerlo. Aunque he escrito siempre, me planteé el reto de mostrarlo», apuntó. Como amante de todas las artes, cual hombre renacentista, a Gerard Quintana le atrae el concepto de «artista total», aunque eso «se contradecía mucho en el tiempo en el que crecí, que era la época de la especialización. Ahora, como mínimo, lo empezamos a poner un poco en duda; pero antes ni eso. Tenías que encontrar un pequeño espacio y centrarte en eso, ser esa pequeña parte del engranaje».

«Un cambio que supongo se debe también al cambio de era. Antes uno podía trabajar toda la vida en una misma empresa, cuando ahora el trabajo es precario y temporal. Es la era de los emprendedores y para ser emprendedor hay que ser un poco renacentista», justificó.

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Así, Entre el cel i la terra se nutre de arte, música y cine. «Patxi Saura, el personaje principal, decide ser pintor y romper con el guion del destino y llega a Barcelona a principios de los años 50 para dedicarse a la pintura, siguiendo los pasos de su admirado Picasso. Él también se plantea si la pintura y el arte pueden transformar la realidad, si puede ser una herramienta de cambio», señaló, respondiendo que «para mí sí lo es, y la belleza y la transformación no están reñidos y no siempre tienen que ir de la mano».

Además, el protagonista «tiene cierta dualidad y hay dos polos, en los que hay un diálogo y un conflicto: Picasso y Dalí. Este último se refugia más en las formas y en ese concepto más galáctico, más surrealista; mientras que Picasso rompe las formas y se compromete con su tiempo».

La documentación histórica también es una parte importante de la novela, que retrata la Barcelona postolímpica y algunos de los acontecimientos más importantes de la historia de Cataluña, como el 23-F, Carrero Blanco o la dictadura franquista. «Hablé con mucha gente que vivió esa época y cada uno me lo contaba de forma diferente e incluso contradictoria. Recordar es volver a pasar algo por el corazón y eso es muy subjetivo», apuntó.

Pero, ante todo, Entre el cel i la terra es un canto al amor, algo que también ha marcado la vida personal del autor. «Vine a las Islas y, finalmente, a Ibiza por amor. «El amor mueve el mundo y por eso se persigue. El amor da miedo a mucha gente, sobre todo el explícito, más que la violencia, que muchos niños ven en los videojuegos desde pequeños. El amor es lo más transgresor, subversivo e incluso revolucionario», subrayó.

Con la segunda novela en marcha, «más ambiciosa, con una estructura más atrevida», Gerard Quintana aseguró que este verano Sopa de Cabra actuará en Mallorca y que, a principios de 2020 verá la luz un nuevo disco de la formación catalana. «Ya tenemos cinco canciones grabadas y puede que este otoño podamos avanzar algún tema», anunció. El último álbum publicado fue La nit dels Sopa, con una recopilación de directos, entre los que se incluía el concierto en Porreres en 2016.