De izquierda a derecha: Llorenç Carrió, Toni Sansó, Francisca Niell, Frederic Pinya, Patricia Palmer, Clara Garau, Justus Kewenig, Antoni Noguera, Pep Pinya y Francisco Copado. | José Sevilla

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El primer día de ARCO, no exenta de polémica, fue excelente para los galeristas mallorquines tras la apertura este miércoles de la feria internacional de arte contemporáneo en el Recinto Ferial de Madrid, donde permanecerá hasta el próximo domingo.

Pelaires ya vendió una pieza a un coleccionista mexicano y otra viajará a un Museo de Oslo. L21 colocó trabajos de Fabio Viscoglioso e Ian Waelder, este último muy ligado a Mallorca. Horrach Moyà venderá a instituciones de Canadá cuadros de Muntean/Rosenblum –también hay interés desde Estados Unidos– y podría vender un audiovisual de Alicia Framis a un coleccionista de Inglaterra y otra creación de Joana Vasconcelos a una institución de Miami.

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«Hemos enfocado nuestra propuesta para internacionalizar la galería», explicó Frederic Pinya, de Pelaires. «El año pasado acabamos la feria con un sabor más que dulce y este año el primer día es muy bueno», añadió a la espera de que este jueves los Reyes de España inauguren oficialmente la 38 edición de Arco. Desde su primer año, Pelaires no ha faltado a esta cita. «Hemos logrado unir el pasado, creado por mi padre, Pep Pinya, con el presente», finalizó. Más que contentos por el dinamismo de la jornada inaugural de la principal feria española, se mostraban en la Galería L21, que dirige Óscar Florit. «Hay mucha actividad y se nota la presencia de instituciones y coleccionistas», explicó el joven galerista isleño. «Aquí venimos con propuestas arriesgadas, diferentes a las de otros años. En esta ocasión, nos centramos en lo lúdico», matizó, en referencia a las instalaciones de Nuria Fuster, Guillermo Rubí y Rafa Forteza. Este último, que hace 30 años que acude a Arco, exhibe Freischicht, un trabajo que realizó en Dortmund hace tres décadas.

En esta línea de éxito se halla el escultor Robert Ferrer i Martorell que, de la mano de Jacobo Fitz-James Stuart, muestra sus piezas y composiciones geométricas en el estand del Espacio Valverde. «Me siento más que contento en mi primera participación en Arco. En unas pocas horas, hemos vendido piezas a coleccionistas de Chile, Perú y España», declaró, a espera de colocar una obra de cinco metros, ya apalabrada, de la colección Porte à l’invisible.

Por su parte, el coleccionista Ernesto Ventós, quien protagonizó la exposición Olor visual en Es Baluard, se interesó por las creaciones de Bernardí Roig que ocupan una sala del estand de la Galería Kewenig. Allí coincidió con la directora de Es Baluard, Nekane Aramburu. En cuanto al éxito de los artistas isleños, Girvent fue uno de ellos. El solleric atrajo las miradas de numeroso público por su juego con los originales y las copias. Expuso en la galería Horrach Moyà un fidedigno óleo ecuestre del Príncipe Baltasar Carlos, hijo de Felipe IV, como si lo hubiera hecho el propio Velázquez.