Carles Bover, Luis Ortas, Marga Melià, Guillem Juaneda y Sebastià Salom, en los cines Ocimax. | Pilar Pellicer

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El grupo Aficine crea la sección Caméra-Stylo, una sección que incluye proyecciones de películas realizadas, producidas y protagonizadas por autores y actores mallorquines. Los visionados serán cada jueves de este mes de enero en Ocimax, a las 20.20 horas y con entrada a 4 euros. Bittersweet days, de Marga Melià, será la primera película, que se visionará hoy. Le seguirán En acabar, de Guillem Miró y Thor Echeverría; Gas the arabs, de Carles Bover y Julio Pérez del Campo y Milicianes, de Jaume Miró y Tània Balló.

«No diré que vivimos en un momento de crisis, porque en el mundo del cine hay continuos cambios, especialmente respecto a las plataformas, que están cambiando el modelo. Así, también surgen nuevas oportunidades para que creadores y exhibidores encontremos formas de trabajar juntos», señala Luis Ortas, director, productor y presidente de la Asociación de Cineastas de las Illes Balears (ACIB).

El filme de Melià, que se estrenó en el festival Atlàntida en 2016 es «un retrato generacional, de los que tienen 30 años y se encuentran bastante perdidos», define. Por su parte, En acabar, en lengua catalana, cuenta la historia de «unos amigos que se reencuentran para ir a una verbena, aunque al final nada sale como esperaban», apunta uno de sus protagonistas, Guillem Juaneda.

Respecto a Gas the arabs, es la versión extendida del corto documental Gaza, con el que Bover y Pérez irán a los Goya. «El circuito de festivales suele ser largo y no queríamos esperar a que la gente viera la realidad que sufre este territorio y su vulneración de los derechos humanos. Además, teníamos tanto material que decidimos hacer un largometraje más completo para debates y coloquios en cines», dice Bover. Finalmente, Milicianes se basa en la madrugada del 5 de septiembre de 1936 cuando en Manacor fueron asesinadas cinco milicianas a manos de los fascistas.

«Es muy importante conectar con el público de aquí y que se conciencien que una película cuesta muchos esfuerzos», insiste Ortas.