Ramón Oliver y Diego Tocino, en una de las salas del museo. | Mercedes Azagra

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Tiene 17 salas repartidas en dos pisos. Su espacio reúne más de 3.000 objetos que definen una Mallorca preturística muy alejada a la actual. Se trata del Museu d’Arts Decoratives de Mallorca, situada en la Possessió de Son Pacs y propiedad de la familia Tocino Pons (tres generaciones de coleccionistas). Desde que el pasado mes de mayo abriera sus puertas ya han pasado más de un millar de personas, que aumentarán esta semana coincidiendo con las fiestas de Son Sardina.

El museo representa un regreso a los siglos XVII a XIX. Destacan un pinjante o colgante del XVII en oro y esmalte, el boceto de Blue Star de Joan Miró, baúles marineros (dependiendo de la categoría estaban más o menos tallados), cerámica de mallorquina de la antigua fábrica de La Roquet, figuras de una antigua capilla, instrumentos de la familia Casasnovas y, una pinacoteca y exposición que ilustra cómo vestía la burguesía de antaño. «Se exponen botonaduras, joyas isabelinas, el tradicional cordoncillo mallorquín.... Hasta 1920-30 las mujeres se casaban de negro. Cuanto más negro era, más poder económico tenía la familia», afirma Diego Tocino, presidente de la Fundación Tocino Pons.

El museo está abierto de lunes a viernes, de 10.00 a 19.00 horas, y sábados y domingos, de 10.00 a 13.30 horas. La entrada general cuesta ocho euros y los vecinos de Son Sardina, en fiestas, podrán verlo por tres euros.