PALMA - NUMEROSO PUBLICO VISITA LAS CASAS SANTAS . EN LA IMAGEN LA CASA SANTA DE LA CATEDRAL. | Pere Bota

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Después de varios años promocionando patrimonial y culturalmente las visitas a las Casas Santas la tarde del Jueves Santo y la mañana del Viernes Santo, especialmente en las iglesias, los monasterios y los conventos del centro histórico de Ciutat, Cort quiere hacer mayor difusión de esta tradición «singular», aprovechar su «carácter propio» y utilizarlo como reclamo turístico de la ciudad en Semana Santa. Lo hará a través de la Fundació Palma 365 y también de la regiduría de Cultura, que ha editado este año un catálogo en cuatro idiomas que explica los orígenes de las Casas Santas, ofrece un itinerario, una descripción de veintitrés de ellas y una colección de fotografías.

La iniciativa es cultural, pero también tiene una intencionalidad turística, permite al visitante «descubrir ese patrimonio más oculto» y «al mismo tiempo conocer el centro histórico de Palma», cuenta el regidor Fernando Gilet, quien afirma que dicha tradición estaba «languideciendo» y «estos años ha generado mucho interés».

Los catálogos, una publicación similar a la que reúne las capelletesde Palma, se distribuyen en las iglesias, en las dependencias municipales y en la regiduría de Cultura (Can Oms). El año pasado ya se editó un folleto.

La tradición de «anar a fer cases santes» se mantuvo en la ciudad después de Concilio Vaticano II y hoy se sigue conservando aunque con pequeñas modificaciones. Recuerda el cronista de la ciudad, Bartomeu Bestard, que «antes los hombres llevaban corbata negra como símbolo de duelo por la muerte de Jesús», o que «existía una orden del alcalde que prohibía el tránsito rodado en la ciudad durante el tiempo que el Santísimo estuviera dentro del monumento». En estos siglos la escenografía de estas piezas también se ha ido adaptando a la liturgia moderna. Los monumentos que se pueden encontrar en Ciutat corresponden a diferentes épocas. En las datadas de los siglos XVII y XVIII se pueden observar algunas influencias barrocas y manieristas, como la urna de plata de la Catedral de Mallorca, «una de las piezas más potentes», o la del monasterio de Santa Magdalena. Más historicistas y neoclásicas son las del XIX. Como marca la tradición, todos los monumentos se rodean de una decoración a base de flores, cirios y bruis.