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Una de las cintas favoritas de Ángel Sala, codirector del Festival de Sitges junto a Mike Hostench, es Tiburón , de Steven Spielberg. ¿Una novela de cabecera? Moby Dick , de Herman Melville. Ambas guardan relación con «el mar, el océano y los monstruos marinos», y son estos elementos los que se conjugan en la sección MareMonstruo de la segunda edición del MareMostra Ocean International Film Festival, que acoge Palma hasta este sábado 11. El encuentro de cine fantástico y de terror ha cedido dos filmes de su programación al certamen de temática marina: Grabbes , que se pudo ver el domingo en Es Baluard, y Gio Tokyo fish Attack , que se proyecta hoy en la misma sede, a las 22.00 horas. De esta forma, los festivales de Sitges y MareMostra crean lazos «a favor de la cultura y de la colaboración entre este tipo de citas».

Para Ángel Sala, que visitó ayer Es Baluard junto a Mike Hostench, colaborar con el MareMostra supone la oportunidad de «ayudar a la programación del evento, que está empezando», así como «fomentar la ayuda y la conexión entre festivales, ya que muchos, por desgracia, han desaparecido». «La idea de darnos la espalda los unos a los otros es absurda, estamos todos en un mismo barco que está cruzando un océano muy hostil». Se refiere a la crisis, «ese monstruo que ha aparecido de repente», a la subida del IVA cultural y «al fuerte descenso de espectadores en las salas de cine, muy anormal en comparación con otros países», un dato que, dice Sala, no ha hecho mella en los festivales. «Es otro tipo de perfil y, más que espectador, forma parte de él. Existe un ritual entre ellos, lo que favorece el encuentro y su actividad».

Promoción

¿Qué requisitos debe tener un festival para consolidarse? Mike Hostench lo tiene claro: «Promoción de la ciudad que lo acoge, proponer buenas películas, la difusión del cine local y cumplir años, y el MareMostra, de momento, los cumple todos, y es una prueba que no pasa todo el mundo». La «especialización» es otro valor añadido de «éxito», según Sala, quien apunta: «El hueco para los certámenes generalistas, como el de San Sebastián o la Seminci, está cubierto, no hay hueco. Sitges retomó esa especialización que fue abandonada en los años 90 y otros han seguido el mismo camino con éxito, como el Inedit de Barcelona».

«Un honor». Así califica Álvaro Iglesias, coordinador de contenidos del MareMostra, la «visita y colaboración» de los directores del Festival de Sitges, todo un «referente».